El estadio Barraza también regaló un espectáculo especial de semifinales, con el duelo entre Águila y Alianza, de los cuales muchos lamentaban que esta no fuera la final. Pero solo uno pasó y esos fueron los albos, quienes con el empate en la vuelta semifinal, logran estar en la final, con un global, 2-3, dejando a los migueleños sin validez haber finalizado la fase regular en la segunda posición en la fase regular y tener la ventaja deportiva.
Nerviosismo para ambos equipos, ansiedad solo en los emplumados. Así comenzó el partido, donde los albos dieron los primeros sustos.
La afición local pidió más voluntad al equipo local y les recordaban a cada instante que estaban abajo en la serie. El equipo tenía las intensiones, pero volvía a carecer de profundidad, a pesar de que ahora estaba jugando con dos atacantes, tratando de aprovechar la velocidad de Cristian Bautista, que ganó algunas faltas y con ello algunos tiros libres, a los que no le sacaron mayor provecho.
Los albos inteligentemente trataron de jugar con la desesperación de los naranjas, como una prioridad, ya en lo deportivo: cerraron espacios, hicieron presing desde tres cuartos de cancha y en ataque, con las pelotas en profundidad, que desde el primer partido causaron mucho daño.
Así fue como con una diagonal, Zelaya entró por la banda izquierda, metió centro que fue rechazado y en el remate, Juan Carlos Portillo lo terminó definiendo, con un tiro raso y cruzado, que ningún defensor pudo despejar (18’).
Una brisa fresca apareció con el gol, un balde de agua fría cayó sobre el Barraza, con el que se enmudeció. La cuesta ahora era más empinada para los emplumados, con la urgencia de anotar dos goles.
El gol no modificó nada en los dos equipos, pero en los migueleños la desesperación fue creciendo al no encontrar claridad de juego, pasó el primer tiempo y nunca apareció en Águila una jugada clara a gol, un disparo directo a portería. Solamente uno desviado, que Umanzor mandó afuera del estadio (25’), y otro de Muñoz, que también se fue arriba (44’).
Mientras Alianza estuvo cerca de anotar el segundo, con un tiro libre que Zelaya, cobró sobre la barrera y exigió a la estirada de Benji Villalobos, quien en dos tiempos se quedó con la pelota, con cierta fortuna (37’).
Para el segundo tiempo, Eraldo Correia se arriesgó al realizar dos cambios. Riesgo que le dio un rápido fruto, pues tras una serie de toques, llegaron al área y en una serie de rebotes, al pelota pegó en la mano de Portillo, por lo que se sancionó penal.
Nicolás Muñoz, se encargó de convertir la falta en gol (50’), que significaba la paridad en el partido y la esperanza en la remontada para los emplumados, que volvía a depender de un gol.
El duelo se llenó de dramatismo después de esta anotación. Águila ganó confianza y pasó a tener más control de la pelota y crear algunas llegadas, pues los albos se desconcertaron, aumentó el nerviosismo y cayeron en algunas imprecisiones.
Con lo que Águila encontró el segundo gol, en un remate de Deris Umanzor, tras el tiro libre de Muñoz, que el portero Arroyo dejo dividida (66’).
Los papeles se invirtieron con este resultado, pero los migueleños fallaron en la concentración.
Alianza volvió a presionar y en una serie de combinaciones, terminó definiendo Rodolfo Zelaya, a los 70’, con lo que señaron el boleto a la final, a pesar de la intensa presión que hicieron los emplumados para anotar un tercer gol, que se quedo solo en las ganas y los lamentos, al ver al Alianza celebrando su clasificación donde enfrentarán a FAS.
Alianza volvió a presionar y en una serie de combinaciones, terminó definiendo Rodolfo Zelaya, a los 70’, con lo que señaron el boleto a la final, a pesar de la intensa presión que hicieron los emplumados para anotar un tercer gol, que se quedo solo en las ganas y los lamentos, al ver al Alianza celebrando su clasificación donde enfrentarán a FAS.
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