En tiempos de vacas flacas, el Alianza había logrado despertar el entusiasmo de su gran afición con un equipo lleno de futuro.
Los números no mienten. Aunque mi amigo Adrián Rosa Sánchez haya querido demostrarme lo contrario con una especie de enigma aprendido en la ENCO en sus tiempos de colegial. En el caso de la afición del Alianza en el anterior torneo Apertura 2012 son más que claros: los albos hicieron llegar el doble de gente en sus partidos como local que los aficionados que sumó el FAS, que en los últimos cuatro torneos había tenido el mayor apoyo.
No fue una casualidad, o que los hinchas tigrillos hayan dejado de apoyar a su equipo con el entusiasmo con que lo venían haciendo.
Ocurrió que el Alianza montó una escuadra muy equilibrada y con una delantera explosiva que logró ilusionar a sus más fieles y emocionar a los que le habían vuelto la espalda en los últimos tiempos al punto de hacerlos asistir al estadio cada vez más.
Llegar a la final y perderla en la lotería de los tiros desde el manchón de penalti no podría considerarse un fracaso de ese plantel albo. Sus mismos aficionados dieron la respuesta al salir tranquilos y resignados del estadio después de ver la entrega de los jugadores en esa final.
Sin embargo, la salida del goleador jamaiquino Sean Fraser hacia el fútbol mexicano y la posible partida de Rodolfo Zelaya hacia el Alania en la Liga Premier rusa representan bajas que podrían tener un fuerte impacto en la imagen y el poder ofensivo que mostró el equipo. La directiva tiene un reto enorme para llenar esos huecos con los hombres idóneos y no permitir que la mediocridad haga decaer el entusiasmo.
Sobre el truco numérico de mi amigo hablaremos otro día.
Mantener un equipo que ilusione y responda a su gran afición es el gran reto del Alianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario