Todo gran equipo se construye a partir de la figura de un jugador. Uno que represente el espíritu del equipo, y uno alrededor del cual giren sus demás compañeros. En Alianza ese es Rodolfo Zelaya. En Metapán es Rodolfo Paolo Suárez. Se llaman igual, juegan diferente. Ayer no estuvo el primero, sí el segundo, y lo que resultó fue una goleada de escándalo a favor del bicampeón salvadoreño, hilada en la viveza de Suárez, pero cuyo principal protagonista acabó siendo todo el equipo albo, incapaz de ofrecer respuesta ante la adversidad.
En apenas tres meses, el cuadro albo parece haber diluido todo lo hecho en los seis meses anteriores. La alegría de su juego, con la que disputaron la final del campeonato pasado justamente ante Metapán, se ha quedado extraviada en algún lado y los albos lo resienten. Lo que es peor: su afición también. Ayer volvieron a esos tiempos en que los esperaban afuera del camerino para increparlos.
Al menos, motivos de sobra tenían. Su equipo se desdibujó sobre la cancha y eso es algo que no se puede hacer ante un equipo como Metapán. Los caleros aguantaron 44 minutos del primer tiempo de un partido soso, impreciso, más físico que técnico, hasta que Suárez comenzó a moldear su obra. En Inglaterra, su hermano Luis Suárez deleitó con el Liverpool; Paolo lo festejó con un partidazo igual acá.
Tras ver cómo Anel Canales, Andrés Flores y Léster Blanco malograban cada oportunidad que tenían de gol, Suárez no se lo pensó dos veces cuando Cristian Castillo rechazó de cabeza un trazo largo. El balón quedó suelto al centro, y así como venía, así le metió Paolo la derecha. Así la prendió y así se fue al fondo de la red. Golazo.
Pese al golpe psicológico, el serbio Milos Miljanic respondió al tanto en contra. Llegaron Herbert Sosa y Abraham Amaya, en lugar de Julio Martínez y Odir Flores, y Alianza se activó al ataque. Luego de pasar un susto mayúsculo tras un achique de Henry Hernández a Andrés Flores, los albos metieron peligro con un remate de Helman Rivas y un tiro libre de Marcelo Messías, pegado al poste. Su problema era que le faltaba Zelaya, sentado en las gradas del Cuscatlán, pagando su suspensión.
Pero el ansia capitalina le jugó también en contra: su sector izquierdo quedó desprotegido y fue ahí donde Metapán comenzó a meter zarpazos. Paolo y Andrés combinaban como el dulce y la miel, y los caleros comenzaron a estar más cerca del segundo que Alianza del primero.
Solo un error facilitaría el empate. Y eso fue lo que pasó con José Luis González. El meta jaguar no pudo contener un remate de Rudis Corrales y dejó el balón suelto, justo para que Cristian Castillo se lo quitara y anotara el tanto capitalino al '66.
Sin embargo, Paolo no había dicho su última palabra. Apenas tres minutos después, inteligentemente, movió rápido una falta sufrida en el mediocampo y tres toques después –de Paolo a Mario Aguilar, de este al “Ruso” y del “Ruso” a Paolo– el balón estaba otra vez en el fondo de la portería de Henry Hernández y Metapán volvía a ponerse en ventaja.
Alianza se sintió herido en su orgullo. Burlado con un tanto en contra apenas tres minutos después de anotar el empate, los capitalinos probaron con una volea de Rudis que “Chepón” atajó en dos tiempos; pero esas fueron las últimas noticias del club blanco en toda la tarde. Bueno, luego habría otras, pero fuera de la cancha.
Porque Edwin Portillo, técnico calero, movió sus piezas. Aunque indigno de un campeón, “Bochinche” metió al defensa Milton Molina para blindar con tres centrales su línea defensiva y quedar a la espera de un contraataque para sentenciar.
Para fortuna suya –e infortunio albo– las contras llegaron. Emerson Umaña se unió a la fiesta de Suárez y puso dos asistencias para que Léster y Anel sentenciaran el duelo.
Blanco lo hizo con un cabezazo que volvió inútil la estirada de Hernández –además de hacer que Fito Zelaya abandonara el estadio– y Canales con un tiro fuera del área ante un portero vencido de antemano. Lapidario: 1-4. La última vez que a Alianza le habían hecho cuatro fue el 27 de agosto de 2008 y el verdugo fue Vista Hermosa.
Todo gran equipo se construye a partir de un jugador. En Metapán, Rodolfo Paolo Suárez aparece cuando lo necesitan y por eso los caleros solventaron con contundencia su juego ante los albos. En Alianza es Fito Zelaya, pero cuando este no aparece, los albos son un alma en pena. ¿Seguro que ese de ayer era Alianza?
Denny Portillo
LPG
No hay comentarios:
Publicar un comentario