Una comitiva de jugadores albos, encabezada por Alex “el Paleta” Erazo, llegó ayer al Hogar de Niños Ana Rodríguez para compartir con los pequeños de ese centro. Hubo concursos de todo tipo y la presencia del payaso “Albito”, que metió en ambiente a los infantes.
Foto de LA PRENSA/Rony González
Ronald Pimentel no pudo superar al preparador físico del Alianza, Diego Barreto, en la competencia de técnicas con toques de cabeza.
El tiempo de espera terminó. Los futbolistas están en el primer acto de la presentación. Varios de los albos regresaron mentalmente a su etapa de niñez. Varios recordaron trozos de las canciones infantiles que sonaban.
“Motiva estar acá. A la entrada, un niño (Raúl) se me tiró con todo y me abrazó”, dice Erazo, quien era el más buscado por los infantes y por “las tías”, esas señoritas y señoras que son una mamá para estos pequeños.
El payaso “Albito” se adueñó de la actividad. Hora de quebrar las piñatas. “Tu turno”, le dice el actor a Bertha, una pequeña que baila al son que le toquen. “Vaya, apártense que le vamos a pegar a la piñata”, es la frase insistente del comediante. “Paleta” estaba admirado con la duración de las piñatas. El payaso le recordó que estaban fabricadas de “un cemento especial”.
Llegó la hora del concurso de las técnicas del cabeceo. Cada jugador debe apadrinar a uno de los niños. Cualquiera pensaría que no iba a haber problemas en cuanto a la competencia y que estaba para cualquiera de los futbolistas. Pero no fue así. Muchos de ellos ni siquiera pasaron de las 10 técnicas. El menos esperado fue el ganador. El preparador físico albo, Diego Barreto, se llevó el premio. Realizó 34 técnicas y fue inalcanzable. El premio fue una pelota oficial de los albos. Bertha fue la que se llevó el premio. El instructor de los capitalinos, que apenas tiene una semana en el club, estuvo con ella todo el tiempo.
Quien estuvo cerca de superarlo en las suertes y que de paso sorprendió a propios y extraños fue el meta Francisco Portillo, quien quedó a cinco técnicas del triunfador.
El último en competir fue “Paleta” Erazo. Le dieron dos oportunidades porque en la primera puso de excusa que la gorra que portaba lo molestaba. Pero en ninguna de las opciones pasó de las 10 suertes.
“Hey, ‘Paleta’, dame los dulces”, le dijo Raúl al delantero, pese a que solo tenían unos minutos de haberse conocido. Un chiquillo quería devolver los dulces a la piñata, pero el payaso le dijo con un tono de escándalo: “Nombre, esos son tuyos”.
A la hora del almuerzo, cada uno de los jugadores demostró sus dotes paternales. El que mejor hizo esa función fue Guillermo Morán. Hizo cortes finos al pollo para que el pequeño Kenny comiera sin dificultades. “Comete la carne, que está buena”, fue la frase del volante paquidermo.
Herbert Sosa fue otro de los que demostró sus destrezas para darle de comer a la chiquilla que tenía a su lado. No tuvo que valerse de mayores argumentos más que de algunos trucos con el movimiento de los cubiertos.
Quien sí tuvo algunas dificultades fue Luis Anaya. Su ahijado no quería comer. El defensor insistió cuantas veces pudo y logró darle tres o cuatro cucharadas. “No quiere comer este viejo”, dijo desilusionado. Parecía lleno de paciencia, aunque demostró que no es diestro en estos menesteres. Se tomó en gracia el capítulo, pero a decir verdad, fue un logro que el pequeño haya probado alimentos.
“Paleta” definió en la pista
El concurso final fue el baile para los mayores. Las señoritas y las señoras que cuidan a los niños tenían que escoger su pareja entre los jugadores. Los escogidos fueron Guillermo Morán, Diego Barreto y el infaltable Erazo.
Evelyn Gómez, encargada de relaciones públicas del equipo albo, tuvo que bailar porque hacía falta una pareja. Le tocó hacerlo con “Paleta”. Pese a que no había nada ensayado y que el delantero albo podría haber olvidado algunos pasos, todo fue sincronizado.
Cabe aclarar que al inicio ambos eran tímidos en la pista. Pero fue Erazo quien rompió el hielo y al final se entendió bien con su compañera. Sea cumbia, bachata, merengue o rock, “Paleta” sabe definir. Antes del concurso, todos sus compañeros querían que bailara. Al final complació a todos.
Pareciera que sin rigidez de concurso, el atacante baila mejor. No tuvo que esperar la señal de inicio y de ceremonia que implican los ritmos. Memo Morán y Barreto —pese a ser colombiano— no fueron competencia.
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