EDITORIAL DE EL GRAFICO
Lo del Alianza no es crisis. Su nivel de juego le alcanzará para clasificar, pero sus volantes no le darán soluciones en grandes partidos.
Oigo y leo muchas quejas del Alianza. Supongo que es normal. Este equipo despertó enormes expectativas el año pasado. Fue el más vistoso de la campaña regular y sólo le faltó suerte en la final; el siguiente paso lógico parecía alcanzar una regularidad aplastante en 2011.
Pero el Alianza ya no aplasta. Casi siempre gana con lo justo (incluso con penaltis dudosos) o empata. Las excepciones son las derrotas, como contra el Águila, y las goleadas a favor, como contra el FAS.
No veo, por otro lado, cuál es la tragedia. Estamos hablando de un Alianza que hasta el año pasado era el permanente candidato a descender. Y casi de golpe pasó de pelear repechajes a disputar semifinales.
Las amarguras pasan, claro, porque los albos no han dado ese paso para arriba. ¿Por qué no lo han hecho? Por su media cancha creativa. Mientras los defensas blancos forman ya una línea sólida y los delanteros tienen el hambre de siempre, sus volantes son cada vez más horizontales, sus pases son dirigidos a los lados o hacia atrás, y pierden la pelota con una facilidad asombrosa. La falta de inspiración de los volantes blancos es tanta que Fito Zelaya se ve obligado a bajar permanentemente para fabricarse espacios y pases, y pocas veces lo ayudan.
Esto, sin embargo, no aparta al Alianza de los primeros puestos. El equipo capitalino sigue sumando en parte por la pobre oposición y en parte porque casi siempre juega en casa. Eso seguro le alcanzará para repetir en la postemporada del Clausura 2011.
El técnico Miljanic ha hecho un gran trabajo para sacar al Alianza del fondo. Ahora, si quiere avanzar más, debe arreglar un medio campo apático y sin ambición.
Rodrigo Arias
EL GRAFICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario