Miércoles 04 de Marzo, 2009
SAN SALVADOR. Entonces el Alianza seguirá sin ganar en su estadio Cuscatlán. No lo puede hacer ni siquiera teniendo un hombre más en el campo, ni siquiera teniendo más la pelota... con todo, el FAS le sacó el 1-1, el marcador preferido del Alianza en las últimas seis presentaciones en su casa.
Para los tigrillos, el punto es bueno; para los albos, sólo hay que imaginarlos ahí, últimos en la tabla acumulada y penúltimos por diferencia de goles con el Vista Hermosa en la del Clausura 2009. Así de cruel.
Tanto, que los aficionados blancos mejor se comenzaron a ir a falta de 10 minutos. Enojados más con el resultado que con el esfuerzo de los jugadores, más con el mal arbitraje que con aguantar la fría noche en las gradas en vano... porque ellos volvieron a responder en número.
Apenas al minuto 2, el Alianza hizo sufrir a su afición con un amago de gol que hubiera significado la locura en las gradas. Rodolfo Zelaya aprovechó una pelota que le quedó sobre la banda derecha para irse hasta la línea de fondo y centrar preciso ante el salto al borde del área chica de Christian Castillo. Su cabezazo chocó en el larguero.
De ahí, Ramón Sánchez tiró a puerta vacía desde fuera del área, pero Alfredo Pacheco apareció salvador un metro antes de la línea de gol.
La disposición del Alianza era clara: hacer daño desde el inicio, y utilizó ya con más fluidez la propuesta táctica del profesor Carlos García Cantarero. Su aparentemente sencillo 4-4-2 se complejizaba cuando Christian Castillo tenía el balón o cuando Ramón Sánchez decidía sacar algún pase hacia Alex Campos o Rodolfo Zelaya.
De pronto, la separación entre los contenciones Jiménez y Sánchez ocasionó algún espacio para que el FAS tocara más la pelota, y por ahí por el minuto 7, los tigrillos pasaron a controlar el campo. Christian Álvarez, siempre con el trabajo de marca, vio un buen apoyo en Carlos Aparicio y en Jeyson Vega. Este último tuvo un tiro, al 8’, que asustó los guantes de Fran Portillo, meta blanco.
El arranque albo fue nada más eso. Un buen arranque. El FAS transitaba bien la pelota sin importar que los cánticos de los devotos aliancistas fueran en contra. Esos mismos coros sabían que no debían callar.
En eso el Alianza se descolgó con una jugada personal de Christian Castillo que terminó en centro para la cabeza de Héctor Salazar, pero este abanicó.
Rodolfo Zelaya siguió la pelota a toda velocidad y volvió a centrar, sólo que desde la derecha para un testarazo de Ramón Sánchez. El balón pasó cerca del ángulo izquierdo de Luis Castro. Fue como darle volumen a las gradas, al minuto 20.
Después de siete minutos esperando que algo sucediera en la cancha, el FAS se lanzó al ataque con Umaña y Vega por banderas. Umaña casi abre el marcador, pero Fran Portillo apareció en primera instancia.
UN ALBO MÁS
Pero el Alianza recibiría un empujoncito, el que necesitaba. El paraguayo Vega, en una jugada infantil, se ganó la expulsión por doble amarilla. En una media vuelta, soltó su mano e impactó en la cara de Óscar Jiménez. El línea lo reportó y así se fue del campo al 36’. También salió expulsado Gamarra, el técnico del FAS, por protestar.
Para mientras, en la cancha seguía Carlos Aparicio, quien había hecho cuatro faltas para al menos irse amonestado. Nery Alfaro, juez del partido, lo perdonó, a diferencia de a Vega.
Sobre el cierre del primer tiempo, quitando la buena pelota filtrada de Sánchez para Zelaya y su tiro arriba, el partido se desfiguró en parte por la actuación arbitral y en parte también por la falta de ganas en estos dos cuadros que, se suponía, jugaban un clásico.
Para el complemento, Alex Campos ahuecó en el Alianza para darle chance a Sandro Zamboni. Y entonces la Ultra sacó los pañuelos blancos y su mejor grito para celebrar la gran jugada personal de Zelaya, el taco de Castillo y la posterior definición de cabeza, al 48’, de Sandro, quien encontró meta vacía.
Había muy poco que hacer con uno menos en el campo para el FAS. César Larios, incluso, se dio el lujo de desperdiciar, de zurda y un minuto después, la más clara de su equipo. Pero vendría otra: Osvaldo Mendoza, con un minuto de haber entrado, al 11’, cabeceó un centro de tiro libre de Pacheco.
Fran Portillo detuvo esa acción sobre la línea y, sin levantarse, también hizo lo mismo con el remate. Después, antes de que la pelota entrara, Nery Alfaro pitó falta sobre el cancerbero. Mientras, Portillo seguía consolidándose como héroe del juego tras atajar de nuevo sobre la línea un balón de Larios.
Pero este mismo no perdonaría de nuevo, y al 70’ puso el 1-1 tras una descolgada de Ramón Flores por derecha (luego de que Óscar Jiménez perdió la bola). El centro lo rebanó Mendoza, pero el rebote lo agarró Larios con furia para sacudir las redes.
La superioridad numérica del Alianza quedó como un hecho aislado, no sirvió de mucho, sólo para la posesión. Además, el FAS se ordenó atrás y aguantó hasta el final. Luis Anaya, al 87’, estrelló otra bola en el larguero, pero estaba sellada la meta de Castro, así como el marcador.
De esta manera, los albos siguen sin poder ganar en el Cuscatlán desde agosto del año pasado, y en este torneo lo que viven es un calvario general no sólo en casa: no ganan y tampoco pueden sostener un resultado. / RAFAEL FLORES, EL GRÁFICO
Para los tigrillos, el punto es bueno; para los albos, sólo hay que imaginarlos ahí, últimos en la tabla acumulada y penúltimos por diferencia de goles con el Vista Hermosa en la del Clausura 2009. Así de cruel.
Tanto, que los aficionados blancos mejor se comenzaron a ir a falta de 10 minutos. Enojados más con el resultado que con el esfuerzo de los jugadores, más con el mal arbitraje que con aguantar la fría noche en las gradas en vano... porque ellos volvieron a responder en número.
Apenas al minuto 2, el Alianza hizo sufrir a su afición con un amago de gol que hubiera significado la locura en las gradas. Rodolfo Zelaya aprovechó una pelota que le quedó sobre la banda derecha para irse hasta la línea de fondo y centrar preciso ante el salto al borde del área chica de Christian Castillo. Su cabezazo chocó en el larguero.
De ahí, Ramón Sánchez tiró a puerta vacía desde fuera del área, pero Alfredo Pacheco apareció salvador un metro antes de la línea de gol.
La disposición del Alianza era clara: hacer daño desde el inicio, y utilizó ya con más fluidez la propuesta táctica del profesor Carlos García Cantarero. Su aparentemente sencillo 4-4-2 se complejizaba cuando Christian Castillo tenía el balón o cuando Ramón Sánchez decidía sacar algún pase hacia Alex Campos o Rodolfo Zelaya.
De pronto, la separación entre los contenciones Jiménez y Sánchez ocasionó algún espacio para que el FAS tocara más la pelota, y por ahí por el minuto 7, los tigrillos pasaron a controlar el campo. Christian Álvarez, siempre con el trabajo de marca, vio un buen apoyo en Carlos Aparicio y en Jeyson Vega. Este último tuvo un tiro, al 8’, que asustó los guantes de Fran Portillo, meta blanco.
El arranque albo fue nada más eso. Un buen arranque. El FAS transitaba bien la pelota sin importar que los cánticos de los devotos aliancistas fueran en contra. Esos mismos coros sabían que no debían callar.
En eso el Alianza se descolgó con una jugada personal de Christian Castillo que terminó en centro para la cabeza de Héctor Salazar, pero este abanicó.
Rodolfo Zelaya siguió la pelota a toda velocidad y volvió a centrar, sólo que desde la derecha para un testarazo de Ramón Sánchez. El balón pasó cerca del ángulo izquierdo de Luis Castro. Fue como darle volumen a las gradas, al minuto 20.
Después de siete minutos esperando que algo sucediera en la cancha, el FAS se lanzó al ataque con Umaña y Vega por banderas. Umaña casi abre el marcador, pero Fran Portillo apareció en primera instancia.
UN ALBO MÁS
Pero el Alianza recibiría un empujoncito, el que necesitaba. El paraguayo Vega, en una jugada infantil, se ganó la expulsión por doble amarilla. En una media vuelta, soltó su mano e impactó en la cara de Óscar Jiménez. El línea lo reportó y así se fue del campo al 36’. También salió expulsado Gamarra, el técnico del FAS, por protestar.
Para mientras, en la cancha seguía Carlos Aparicio, quien había hecho cuatro faltas para al menos irse amonestado. Nery Alfaro, juez del partido, lo perdonó, a diferencia de a Vega.
Sobre el cierre del primer tiempo, quitando la buena pelota filtrada de Sánchez para Zelaya y su tiro arriba, el partido se desfiguró en parte por la actuación arbitral y en parte también por la falta de ganas en estos dos cuadros que, se suponía, jugaban un clásico.
Para el complemento, Alex Campos ahuecó en el Alianza para darle chance a Sandro Zamboni. Y entonces la Ultra sacó los pañuelos blancos y su mejor grito para celebrar la gran jugada personal de Zelaya, el taco de Castillo y la posterior definición de cabeza, al 48’, de Sandro, quien encontró meta vacía.
Había muy poco que hacer con uno menos en el campo para el FAS. César Larios, incluso, se dio el lujo de desperdiciar, de zurda y un minuto después, la más clara de su equipo. Pero vendría otra: Osvaldo Mendoza, con un minuto de haber entrado, al 11’, cabeceó un centro de tiro libre de Pacheco.
Fran Portillo detuvo esa acción sobre la línea y, sin levantarse, también hizo lo mismo con el remate. Después, antes de que la pelota entrara, Nery Alfaro pitó falta sobre el cancerbero. Mientras, Portillo seguía consolidándose como héroe del juego tras atajar de nuevo sobre la línea un balón de Larios.
Pero este mismo no perdonaría de nuevo, y al 70’ puso el 1-1 tras una descolgada de Ramón Flores por derecha (luego de que Óscar Jiménez perdió la bola). El centro lo rebanó Mendoza, pero el rebote lo agarró Larios con furia para sacudir las redes.
La superioridad numérica del Alianza quedó como un hecho aislado, no sirvió de mucho, sólo para la posesión. Además, el FAS se ordenó atrás y aguantó hasta el final. Luis Anaya, al 87’, estrelló otra bola en el larguero, pero estaba sellada la meta de Castro, así como el marcador.
De esta manera, los albos siguen sin poder ganar en el Cuscatlán desde agosto del año pasado, y en este torneo lo que viven es un calvario general no sólo en casa: no ganan y tampoco pueden sostener un resultado. / RAFAEL FLORES, EL GRÁFICO
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