Con FAS comenzó, con FAS terminó. Los siete años de mala suerte ya son solo un mal pasado para Alianza.
Hoy los blancos solo tienen sonrisas en sus rostros, y si alguna lágrima rodó por sus mejillas, fue de felicidad. La gloria le pertenece a los blancos.
En 2004 fue Alejandro Curbelo la figura. Aquel penalti cobrado a lo Panenka ante Luis Castro dio inicio a un ciclo que ayer tuvo su final. Ayer fue Rodolfo Zelaya el que se vistió con el traje de héroe. Sus dos goles le brindan un lugar especial en la historia aliancista. Desde 2004, vicisitudes a granel han rodeado el andar de los albos en la primera división.
Han sido más penurias que alegrías: tres administraciones, 14 entrenadores (de promedio uno por torneo), un castigo de parte de FIFA, un repechaje por no descender a segunda división, una final perdida, castigos internos. Todo eso ayer quedó en el olvido y la mala racha encontró su fin.
Lo que no lograron entrenadores como Juan Ramón Paredes, Miguel Mansilla, Pablo Centrone, Milos Miljanic, Carlos García Cantarero, Carlos Jurado, Rubén Alonso, Miguel Soriano, Nelson Ancheta y Óscar del Solar, sí lo consiguió Roberto Gamarra, quien tomó al equipo en la segunda vuelta. Ansiedad, deseo, esperanza, posibilidad, ganas.
Todo lo tenía la gente de Alianza, desde sus dirigentes, pasando por entrenadores y cuerpo técnico, hasta la afición que ayer apoyó igual o más de lo que lo hizo en aquel 26 de junio de 2009, cuando en el estadio Cuscatlán los blancos salvaron la categoría ante El Roble. También hubo nervios, miedo, temor, sustos, espantos. La copa pudo haberse escapado cuando los albos se quedaron con 10.
Pero afloraron los malos momentos y la garra, así como también lo hicieron en la temporada 2007-2008, cuando la FIFA le impidió a Alianza contratar nuevos jugadores y tuvo que hacer frente todo un año con el mismo plantel debido al impago al jugador colombiano John Marulanda.
La administración Padilla no le canceló parte de su salario al jugador, luego que este se lesionara y el castigo lo tuvo que sufrir la familia Sol Meza, que al finalizar 2008 concedió los derechos deportivos a Lisandro Pohl, quien ya dejó en el pasado el repechaje y se convirtió en campeón en un juego especial para la plantilla de jugadores que salió al campo con un mensaje especial: “Aguante, chino, estamos con vos”, decía la camiseta especial con la que todos albos se solidarizaron con Odir Flores, quien entre semana sufrió una rotura de ligamentos de su rodilla derecha.
“El Chino” hubiera vivido su primera final con Alianza en su primer torneo en el equipo, que le perdonó una salida nocturna junto a Christian Castillo y Carlos Ayala.
Al que no le perdonaron fue a Rafael Fuentes, quien fue separado después de cometer una falta grave en la casa club. Lisandro Polh no perdonó la actitud y le finiquitó antes de cerrar la primera vuelta.Todo eso ya no cuenta, lo que tiene valor es el título que ya adorna las vitrinas albas. Siete años ya no son nada.
Hoy los blancos solo tienen sonrisas en sus rostros, y si alguna lágrima rodó por sus mejillas, fue de felicidad. La gloria le pertenece a los blancos.
En 2004 fue Alejandro Curbelo la figura. Aquel penalti cobrado a lo Panenka ante Luis Castro dio inicio a un ciclo que ayer tuvo su final. Ayer fue Rodolfo Zelaya el que se vistió con el traje de héroe. Sus dos goles le brindan un lugar especial en la historia aliancista. Desde 2004, vicisitudes a granel han rodeado el andar de los albos en la primera división.
Han sido más penurias que alegrías: tres administraciones, 14 entrenadores (de promedio uno por torneo), un castigo de parte de FIFA, un repechaje por no descender a segunda división, una final perdida, castigos internos. Todo eso ayer quedó en el olvido y la mala racha encontró su fin.
Lo que no lograron entrenadores como Juan Ramón Paredes, Miguel Mansilla, Pablo Centrone, Milos Miljanic, Carlos García Cantarero, Carlos Jurado, Rubén Alonso, Miguel Soriano, Nelson Ancheta y Óscar del Solar, sí lo consiguió Roberto Gamarra, quien tomó al equipo en la segunda vuelta. Ansiedad, deseo, esperanza, posibilidad, ganas.
Todo lo tenía la gente de Alianza, desde sus dirigentes, pasando por entrenadores y cuerpo técnico, hasta la afición que ayer apoyó igual o más de lo que lo hizo en aquel 26 de junio de 2009, cuando en el estadio Cuscatlán los blancos salvaron la categoría ante El Roble. También hubo nervios, miedo, temor, sustos, espantos. La copa pudo haberse escapado cuando los albos se quedaron con 10.
Pero afloraron los malos momentos y la garra, así como también lo hicieron en la temporada 2007-2008, cuando la FIFA le impidió a Alianza contratar nuevos jugadores y tuvo que hacer frente todo un año con el mismo plantel debido al impago al jugador colombiano John Marulanda.
La administración Padilla no le canceló parte de su salario al jugador, luego que este se lesionara y el castigo lo tuvo que sufrir la familia Sol Meza, que al finalizar 2008 concedió los derechos deportivos a Lisandro Pohl, quien ya dejó en el pasado el repechaje y se convirtió en campeón en un juego especial para la plantilla de jugadores que salió al campo con un mensaje especial: “Aguante, chino, estamos con vos”, decía la camiseta especial con la que todos albos se solidarizaron con Odir Flores, quien entre semana sufrió una rotura de ligamentos de su rodilla derecha.
“El Chino” hubiera vivido su primera final con Alianza en su primer torneo en el equipo, que le perdonó una salida nocturna junto a Christian Castillo y Carlos Ayala.
Al que no le perdonaron fue a Rafael Fuentes, quien fue separado después de cometer una falta grave en la casa club. Lisandro Polh no perdonó la actitud y le finiquitó antes de cerrar la primera vuelta.Todo eso ya no cuenta, lo que tiene valor es el título que ya adorna las vitrinas albas. Siete años ya no son nada.
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