La alegría de Alianza ya es completa. El mejor equipo del torneo regular –la diferencia de goles así lo decidió– se coronó campeón del fútbol salvadoreño y cerró así una temporada de ensueño en la que logró también un subcampeonato.
Eso sí, para que ayer el equipo albo coronara por novena ocasión –de forma oficial– tuvo que ganar a FAS en una final en la que la brillantez y el buen fútbol solo estuvo presente a ratos. Además, el partido se vio empañado por el juego subterráneo que afloró en los primeros y últimos instantes.
Las expulsiones de Rodolfo Zelaya y Ramón Flores son la mayor muestra de que el juego fue ríspido, complicado, tácticamente cerrado y sin mucha explosividad en las áreas rivales.
Los dos equipos salieron en el papel con el mismo dibujo. Una línea de tres, cinco volantes y dos delanteros. Pero en la realidad Alianza ocupó solo cuatro volantes, dos puntas y un contención nato. FAS le apostó a un doble pivote y dos delanteros. De poco le sirvió a los santanecos, pues en solitario Zelaya complicó más a sus zagueros que Alejandro Bentos y William Reyes juntos.
Y es que Roberto Gamarra ocupó un esquema no muy tradicional en el fútbol salvadoreño. Pobló su mediocampo con René Alvarado y Christian Castillo por los costados, mientras Héctor Salazar y Herbert Sosa hacían pareja por el centro. Sosa estaba un poco más amarrado de lo normal por ejercer labores de marca. Sin embargo, la inclusión de Carlos Ayala y Abraham Amaya como medias puntas equilibró la función de creación que en otros juegos ha recaído sobre los hombros de Sosa.
Por todo eso, dentro de lo enredado del transcurrir de los minutos, Alianza se fue creciendo en dominio y control del balón. Algo que el mediocampo de FAS no podía evitar debido a que en ese sector los tigrillos no tenían a alguien que diera salida ordenada. El primerizo William Maldonado navegó sin rumbo todo el primer tiempo; y Reyes, aunque peleó, no estuvo fino y su equipo lo resintió tanto que en los primeros 45 minutos no hubo una llegada de peligro a la meta de Henry Hernández. Las únicas dos opciones que tuvieron los santanecos fueron a través de cobros de falta.
Alianza tampoco fue peligroso en la primera mitad, pero sí un poco más coordinado en sus movimientos. Sus salidas eran más planificadas y trabajadas en grupo, aunque no pusieron en muchos aprietos a la defensa rival. Fue la zaga contraria la que decidió complicarse a sí misma.
Mardoqueo Henríquez desplazó en el aire a Carlos Ayala y el árbitro decretó penalti. Zelaya lo tradujo en gol y FAS tenía la imperiosa necesidad de ir a buscar el empate, el que casi consigue en el minuto 43, de no ser porque Hernández hizo la tapada que cambió el curso del juego.
Cristian Álvarez cobró un tiro libre que pretendía colarse en el ángulo superior izquierdo de la meta aliancista, pero hasta ahí llegó Henry para desviar el trayecto del balón.
Con el marcador a su favor, Alianza cedió terreno a FAS en el segundo tiempo y apostó por los contragolpes. En el campo tenía gente para hacerlo, y acertó.
Cuando FAS acababa de cambiar su parado táctico pasó a línea de cuatro para buscar más llegada por los costados, Mardoqueo Henríquez se volvió a equivocar y le dejó acomodada la pelota a Zelaya, que anotó su décimo séptimo gol en el torneo.
Con la ventaja de dos también Roberto Gamarra cambió de esquema. Metió a Roberto Maradiaga a hacer doble contención con Salazar y soltó a Sosa, hasta que llegó el descuento fasista y la expulsión de Fito.
Con un hombre más y el empate a un gol FAS encimó, pero Alianza echó mano del banquillo para cerrar filas ante el asedio tigrillo. Gamarra envió a Jonathan Barrios para acabar con línea de cuatro, dado que los tigrillos –en su intento por conseguir el alargue– ocupaban tres delanteros, que solo tuvieron una oportunidad de gol. Nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario