Pese a eso, la dirigencia blanca se ha mostrado hermética para hablar del caso del gaucho y aún no ha fijado fecha para sentarse a discutir sobre su continuidad en el banquillo. Rafael Sol Aguilar se limitó a decir que, junto a otros directivos, se reunirá antes de este viernes para evaluar a Centrone. Por su parte, el míster ha decidido irse a Argentina a vacacionar mientras se decide su caso. Ya firmó un finiquito de su contrato, pero aclaró que Alianza es su prioridad.
¿Ya definió si va a continuar al frente del Alianza?
No hay nada definido. Ahora me voy de vacaciones. El club está avocado a buscar soluciones para el próximo torneo. Entonces es mejor que yo me vaya de vacaciones porque si estoy acá es como que los dirigentes tuvieran una presión extra.
¿Pediría algún aumento para quedarse en el banquillo albo?
Hasta el día de hoy, no he hablado con ningún directivo del club. Tampoco he dado listas de jugadores que vayan a venir porque no he podido hablar con ningún dirigente.
¿A qué cree que se debe este hermetismo de la dirigencia alba en cuanto al tema de su continuidad?
Con Héctor Inguanzo, gerente albo, fue con el que finiquité mi contrato, que se vencía este 10 de junio. Me han cumplido y a los jugadores creo que ayer se les iba a cumplir económicamente. No puedo decir que la dirigencia se haya portado mal conmigo.
Entonces, ¿deja su continuidad en manos de la directiva?
Sí.
Y, por su parte, ¿hay deseos de continuar en el equipo?
Sí, quiero seguir trabajando. Lo importante es trabajar. Alianza me ha dado la oportunidad de que El Salvador me conociera y de salir ovacionado de un estadio. Alianza me ha dado la posibilidad de que la gente me reconozca en la calle. Mi prioridad es Alianza.
Si la directiva decide darle continuidad, ¿pondría condiciones para quedarse?
Hay que evaluar todo lo que sucedió en el año. Hay que ver cuáles son los pensamientos de la dirigencia para ver si nos quedamos o no.
Si usted se queda, ¿qué tiene para Alianza después de que la sanción de FIFA ha terminado para ese equipo?
Bueno, es difícil. Creo que la filosofía la tiene que dar el club. La directiva es la que tiene que decidir si seguimos con los jóvenes o traemos gente de experiencia para buscar el campeonato. Yo solo soy un empleado.
¿No es arriesgado jugar con jóvenes?
Sí, se arriesga por la inmadurez. Pero eso lo van a decidir los dirigentes.
¿Hasta dónde está consciente de que ahora que la sanción de FIFA terminó la afición alba va a empezar a exigir resultados al plantel?
Estoy consciente de ello. Me imagino que también los dirigentes están conscientes porque a quien esté de entrenador se le va a exigir el doble para que el equipo mejore en la campaña. La gente va exigir, por lo menos, que se clasifique a la cuadrangular final y eso va a pasar factura.
¿Y usted no está dispuesto a cargar con esa factura?
No. Yo quiero que me apoyen como lo hicieron en el último torneo.
¿Tuvo un apoyo incondicional de la directiva en el último torneo?
El único problema que tuvimos fue por una huelga por la falta de pagos. Después, todo lo que yo solicité en cuanto a logística lo he tenido. No me puedo quejar. Lo cierto es que de parte de la dirigencia no hay mucho diálogo. A mí me hacían saber las cosas por Héctor Inguanzo.
¿Cómo cargó con el peso de la sanción de no poder inscribir jugadores nuevos por un año?
Yo nunca me excusé con eso. La verdad es que mi asistente de campo, Wilson Gutiérrez, me detuvo mucho para no perder la paciencia por los malos resultados y a hacer las autocríticas para nunca culpar a los jugadores en las derrotas.
No cargamos de presión al jugador. Pero no le recomiendo a nadie estar en una sanción como esa porque para mí fueron como 10 años de trabajo (en dos temporadas). Me salieron más canas. No se me notan porque me pongo pintura en el pelo (sonríe por unos segundos).
¿Volvería a hacerse cargo de un equipo que tenga la misma sanción?
No.
¿Por qué?
Se sufre mucho y llega un momento en que el jugador no soporta la presión de la mochila del descenso y es muy complicado. Este es el tercer descenso que peleo como entrenador. En los tres descensos aumenté de peso por la ansiedad. Pero en las dos ocasiones anteriores a la del Alianza, tenía jugadores a los cuales recurrir, acá contaba con un plantel limitado. Tuve que subir como a 15 chicos de los niveles inferiores.
¿Cómo fue su relación con jugadores experimentados como Víctor Velásquez, Ramiro Carballo y Óscar Navarro, entre otros?
Ante todo, puedo decir que son caudillos positivos. Son jugadores con los que se puede hablar para razonar. Así que me he llevado bien. Tengo los mejores agradecimientos para ellos.
¿Por qué siempre se quejó de la falta de un “10” que le marcara el ritmo de juego, sobre todo en la media cancha?
Lo que pasa es que nos mató la salida de Eduardo Retana, cuando se fue a Canadá y no hizo la pretemporada con el equipo. Él había cerrado bien la temporada pasada. En esta campaña no estuvo para jugar los 90 minutos.
Fuente: LPG
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