Ocho juegos pasaron para que anotaras. ¿Estabas ansioso?
Sabía que en cualquier momento caería el primer gol. Abrir el camino cuesta, pero seguro vienen otros más después... el domingo no sólo un gol pude celebrar con mis compañeros. En el primero sobre Firpo envié un centro, aunque en un principio tuve intención de rematar a la portería. Pero (Erick) Scott la desvió para un autogol que motivó al Alianza.
¿Qué te pareció esa goleada?
Para nosotros fue una alegría porque la afición se fue contenta del estadio. Jugamos muy bien y controlamos siempre la pelota. Pero me pregunto, ¿qué le pasó a Firpo? Estaban en segundo lugar.
¿No has platicado con tus vecinos de Firpo (Hermes Martínez y Scott)?
No hablo con ellos, sólo los saludo cuando los veo. El único que es amigo de ellos es (José) Oliveira, mi primo.
¿Cómo te vas sintiendo en el equipo? No siempre has entrado en el once inicial...
Siempre he esperado mi momento, aunque no he demostrado todo lo que puedo hacer en la cancha. Sé de mi potencial y de esa creatividad con el balón. Soy impredecible porque la gente no sabe lo que haré. Eso inesperado me hace el Willer que la afición quiere y por eso celebré con tanta alegría, dando seis, siete u ocho piruetas en el aire.
¿Siempre has hecho esas piruetas?
Sí. Es algo natural para mí. Sabes, vengo de una familia de circo. Mi papá entró a ese oficio desde los 13 años y mi mamá, a los 17. Fuimos ocho hijos (seis varones y dos mujeres). Todos nacimos en circo. Estuve trabajando en un circo hasta los 16 años y salí porque recibí una invitación de un empresario para jugar profesionalmente al fútbol. Mi papá murió y ahora dos hermanos están en un circo de Chile y mi hermano mayor tiene un circo propio en Fortaleza (Brasil)...
Los aficionados disfrutaron de tu celebración. ¿Qué piensas de los seguidores albos?
Se entregan de corazón y cuando entramos a jugar en el Cuscatlán gritan mucho. Eso me motiva. Pero son exigentes también y los comprendo. Pagan para ver un espectáculo.
Con la victoria, comparten el liderato con Metapán y Águila...
Se ve bonito estar allí, pero no basta. Hay que mantenerse, nunca acomodarse. Estamos a la mitad del torneo.
¿Cómo es tu proyección en el fútbol salvadoreño? Con Alianza vives sólo tu primer torneo en nuestro balompié...
Firmé por dos torneos y por mi mente sólo pasa ser campeón para después hablar con la directiva mi futuro. Por Skype me comuniqué con un ex entrenador que tuve en el fútbol lituano. Existe la posibilidad de ir a Uzbekistán y Ucrania. Pero mi prioridad es ganar un título con Alianza, equipo donde pude coincidir otra vez con Oliveira, tras diez años.
Pero te atrae siempre regresar al fútbol europeo.
Estuve muchos años en países como Rusia, Lituania, Bielorrusia... En Europa he visto triunfar a ex compañeros de profesión como Álex del Chelsea, Luisao del Benfica o Thiago Motta del Inter de Milán. No descarto regresar.
La alegría que vives en Alianza choca con la tristeza que embarga al fútbol salvadoreño con la muerte de Nelson Rivera.
Por ti me entero de esta triste noticia. Supe que el joven estaba muy mal. Aunque no lo traté, es doloroso que le hayan cortado la vida a un joven promesa de la Selección juvenil de este país.
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