En el fútbol, las rivalidades nacen un día y se hacen grandes con los años. Se hacen grandes con los partidos. En el balompié salvadoreño, una de las rivalidades más enconadas e importantes es la de Águila y Alianza, los dos equipos de las aficiones más grandes y que poseen incluso un morbo tal que es capaz de disputarle el honor de ser considerado “clásico nacional” al Águila-FAS.
Mañana, en la sexta jornada del torneo Clausura 2011, emplumados y paquidermos volverán a chocar y reeditarán un duelo que está cerca de celebrar su bicentenario, una marca, de momento, solo al alcance del “clásico nacional”.
El 12 de abril de 1959, en el entonces estadio Flor Blanca –hoy Jorge “Mágico” González– jugaron por primera vez entre sí en la primera división. Alianza todavía no había dejado atrás el nombre de Atlético Constancia –lo hizo hasta 1960– y los emplumados ya eran Águila. El resultado: triunfo oriental por 0-1.
Sin embargo, la verdadera rivalidad había nacido un año antes, cuando entre ambos disputaron el ascenso a primera división. El ganador fue Águila, pero los capitalinos compraron después la categoría y trasladaron a la primera división los duelos por excelencia entre las zonas central y oriental del país.
Y con ese partido de una tarde de domingo de abril, comenzaron los clásicos en primera división entre Águila y Alianza. Unos que mañana alcanzarán los 192 encuentros, cerca de celebrar su bicentenario, una cantidad de encuentros, por hoy, solo al alcance de los enfrentamientos entre FAS y Águila.
A lo largo de estos 52 años de duelo centro-oriente, sin duda los duelos más recordaros serían las únicas dos finales que han disputado entre ambos: las de las temporadas 1975-1976, ganada por los emplumados en la inauguración del estadio Cuscatlán; y la de 1986-1987, ganada por los albos desde los penaltis.
Desde entonces, 21 años han pasado y aunque definitivamente el fútbol salvadoreño no es el mismo de aquel entonces, la rivalidad sigue viva y tendrá elementos de sobra para el duelo de mañana en el Juan Francisco Barraza.
El torneo pasado, los albos rompieron con su racha de siete años sin ganar en San Miguel al vencer por 0-2. Además, en este campeonato son de los dos únicos equipos invictos, mientras que los emplumados no convencen tras las cinco jornadas disputadas, en las que solo han ganado un partido.
Pero por eso es clásico. Porque puede pasar de todo, y siempre habrá una venganza, que será el clásico 193, y luego el 194, para jugar después el 195. Así sucesivamente hasta llegar al histórico 200. Y luego, más hasta llegar a los 300, 400, 500...
Por eso son clásicos, porque así es el fútbol. Las rivalidades nacen un día cualquiera y se hacen más grandes con los años, con los partidos.
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