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domingo, 15 de mayo de 2011

¡LA GLORIA TE PERTENECE!


GUSTAVO FLORES
Domingo, 15 de Mayo de 2011

El séptimo año fue el vencido. Alianza levantó ayer su Copa número 10 después de una sequía demasiado larga para un grande. Demostró ser el mejor del país y nadie le puede quitar méritos. El 2-1 a FAS premia a un equipo que supo rearmarse desde la salida del serbio Milos Miljanic y la llegada del Toto Gamarra y al que nadie le regaló nada. Sin ser candidato, resultó el mejor equipo del torneo. Terminó primero la fase regular, supo reponerse de las ausencias y se consagró campeón tras una final caliente y pareja ante los santanecos. Eso sí, contó con el jugador desequilibrante del torneo: Fito Zelaya, ayer otra vez figura cumbre. Un goleador de raza, que si logra controlar algunos de sus impulsos, es jugador de exportación.

Cuando Marcelo Messias levantó la Copa y se la ofreció a esa enorme afición, Alianza puso fin a esa racha negativa que tan preocupada tenía a esa multitud ávida de festejos. El champagne de los jugadores fue el desahogo merecido que terminó de redondear una temporada que lo sitúa como el mejor del país: finalista del Apertura y brillante campeón del Clausura. ¿Pueden quedar dudas de que es el mejor después de semejantes campañas?

El partido decisivo tuvo condimentos que vale la pena analizar: un fabuloso marco de público, mucho colorido y dos técnicos que están enfrentados afuera de la cancha pero que ven el fútbol de manera similar. Excelente desde el punto de vista de la intensidad, el nivel de juego no estuvo a la altura de un juego final. Sobre todo el primer tiempo, que pasó sin pena ni gloria hasta el gol albo. Vibrante y peleado, sí. Bien jugado, no. En el partido hubo poca claridad con la pelota, escasas combinaciones colectivas y los goles llegaron por groseros errores mas que por méritos propios.

ESQUEMAS SIMILARES

Ambos salieron con esquemas tácticos parecidos: línea de tres en defensa (Alianza con Quintanilla, Messias y E. Martínez; FAS con Mardoqueo, Velásquez y Granadino), doble contención (Alianza con Salazar y un retrasado Herbert Sosa; FAS con Peña y Álvarez), dos carrileros con mucha llegada (Alianza: Alvarado y Castillo; FAS: Flores y Moscoso), un enlace más adelantado (Amaya por los albos y Maldonado por los tigrillos). Y cada uno, con sus dos delanteros bien definidos arriba: los jóvenes Ayala-Zelaya y los legendarios Bentos-Reyes.

Así planteadas las cosas, los enganches nunca pudieron hacerse dueños de los ataques. Es decir los encargados de poner el fútbol, fallaron. Ni Abraham Amaya ni William Maldonado lograron el desequilibrio ni de un lado ni del otro. Por eso, los cuatro delanteros quedaron demasiados aislados.

FAS fue la voluntad de Cristiam Álvarez en la mitad del campo y las incursiones con las que podía complicar Juan Carlos Moscoso por izquierda. Alianza se repetía en largos pelotazos, sobre todo para Fito Zelaya, quien aparecía desconectado del resto. Las imprecisiones, entonces, se fueron adueñando del partido y pocas veces alguno de los 22 jugadores se salía del libreto.

El juego se terminó de desdibujar con mucha pierna fuerte y poco fútbol. En el primer tiempo, casi no hubo ocasiones de peligro antes del error de Mardoqueo Henríquez. El defensor (que volvía ayer al equipo por Donny Valle en discutible decisión de Castillo) empujó innecesariamente a Ayala en el área y Zelaya transformó en gol con un acertado disparo a la derecha del Motor Contreras, un portero que hasta ese momento no había participado del juego.

Antes del final, llegó la atajada del partido. Henry Hernández (respondió con creces la confianza del DT Gamarra en los últimos juegos) desvió un remate al ángulo de Álvarez. Hacía tiempo que el Samurai no le pegaba tan bien en un tiro libre y fue uno de esos disparos que merecen ser gol. Pero un seguro Henry se interpuso e hizo ingresar a esa parada entre las mejores de todo el torneo.

En la segunda parte llegó el cambio que se caía de maduro: el brasileño Marcio Teruel ingresó por un inexpresivo Maldonado, pero la idea de "Chochera" de abastecer con más fútbol a Bentos-Reyes no dio el más mínimo resultado en la cancha. El brasileño nunca pudo hacerse eje de su equipo y su aporte resultó improductivo, todavía menor al de Maldonado.

FAS volvió a apostar todo a la "sociedad de los goleadores leyenda" y la más clara llegó de una combinación entre ellos, Bentos y Reyes, que el hondureño no alcanzó a definir con certeza. Su remate débil fue a las manos de Hernández.

Alianza, por su parte, trataba de mantener la pelota lo más lejos posible de su arco y trabajar el resultado. Eso lo lograba, en especial, cuando Castillo y Sosa se juntaban sobre la izquierda. Además de levantar a la platea con sus habilidades, aprovechaban el agujero dejado por Ramón Flores para intentar llegar al segundo. El ingreso de Maradiaga por Amaya (Sosa empezó a jugar más adelantado) definía a las claras la intención de Gamarra de cerrar el juego.

GOLES, DRAMATISMO Y FIESTA

FAS iba una y otra vez. Con más voluntad que buen juego pero eso le significaba desprotegerse atrás. Peña y hasta Víctor Velásquez fueron abandonando sus tareas defensivas para transformarse en casi "delanteros". Así también le dejaron espacios a Alianza y varias contras con superioridad numérica desaprovechadas por los albos, fueron la antesala del segundo gol. El enésimo pelotazo para Fito dio resultado por la desinteligencia en la última línea tigrilla y el segundo error de Mardoqueo. Hizo lo menos adecuado para un central: cabeceó hacia adentro una pelota que peleaba con Zelaya y se la dejó servida al goleador. Fito definió como lo que es, el hombre gol: 2-0 y... ¿partido sentenciado? No todavía.

Desde el punto de vista dramático faltaba lo mejor. Porque en tres minutos, dos desinteligencias de Alianza pusieron el partido a tiro del empate. Primero una distracción de la defensa permitió el descuento de Velásquez de cabeza tras centro de Aparicio. Y 3' después, llegó la infantil expulsión de Fito Zelaya, quien le tiró un manotazo al mismo Velásquez sin ninguna necesidad, en una jugada intrascendente. Segunda amarilla y su equipo con diez hombres. A sufrir.

Una iba a tener FAS para el empate. Y así fue: esta vez quedó en los pies del delantero santaneco más peligroso: Alejandro Bentos que entró con pelota dominada mano a mano con Hernández pero buscó el centro atrás. Reyes se pasó y nadie alcanzó a empujarla al gol. Adiós al empate.

Se terminó, no hubo tiempo para más. Sólo para un remate que los santanecos pidieron mano en el área pero Marlon Mejía volvió a acertar y no cobró nada. Le pelota había dado en la cadera de Maradiaga.

El festejo fue a puro champagne y felicidad. Alianza está otra vez en lo más alto del fútbol salvadoreño. Un título sufrido pero festejado hasta el éxtasis. La vuelta olímpica fue para el merecido mejor equipo. Como reza su himno: "La gloria le pertenece", ayer cantado más fuerte que nunca. Siete años después, la décima corona. ¡Salud campeón!

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