Miércoles, 30 de Noviembre de 2011
Las semifinales del fútbol salvadoreño no tendrán a los dos grandes: Alianza y Águila se quedaron afuera por errores propios y desaciertos... que esta vez no fueron ajenos.
Lo de Alianza fue el reflejo de malas decisiones administrativas y deportivas desde que empezó la temporada. Extrañó demasiado a Fito Zelaya y no lo reemplazó con alguien digno de hacer olvidar su jerarquía. Primer error. Y lo pagó enseguida: se quedó afuera muy rápido de la Concachampions.
Después llegó el sonado caso de Roberto Gamarra y su increíble alejamiento del equipo porque "Pohl se quería meter en el equipo", según sus propias palabras. Lo cierto es que la dirigencia de Alianza no hizo absolutamente nada para que se quedara, algo que resulta como mínimo, extraño y curioso, teniendo en cuenta que se trataba del técnico que al fin había sacado campeón a los albos y tenía al equipo en el primer puesto.
Su lugar fue tomado por Vladan Vicevic, que nunca pudo encontrarle la vuelta a un plantel que no terminó plasmando en el campo todo lo que prometía por nombres y al que el propio presidente Pohl acusó de "poca actitud". Por cierto, una acusación que sería gravísima en cualquier fútbol del mundo, pero que aquí pasó poco menos que desapercibida.
Águila fue el grande que se quedó anoche. Equipo armado con grandes individualidades para el medio salvadoreño (Juanjo Gómez, Anaya, Osael, Nicogol) pero que nunca se terminó de establecer como equipo.
Los migueleños, también con errores desde adentro: vale recordarlo, estuvieron a punto de no participar por una deuda impaga con el Pato Barroche. También con cambio de entrenador a mitad de camino, que lejos de dar resultado vuelve a sumar otro torneo con frustración.
Un dato los une: ambas dirigencias amenazaron con pagarle menos a los jugadores si no quedaban entre los cuatro. El resultado está a la vista.
Alianza y Águila por hinchada, presupuesto, jerarquía, y por historia grande deberían estar en semifinales. Por errores del presente las verán por tele.
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