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jueves, 20 de diciembre de 2012

ALBO RAFA BURGOS ABRE CAMPO EN EUROPA


SAN SALVADOR.  Para el delantero de la selección nacional y del Kecskemeti, de la primera división de Hungría, Rafael Edgardo Burgos, el año 2012 fue lleno de vaivenes en su carrera. Fue transferido por el Alianza al Petapa chapín y luego al fútbol europeo. También lloró por la eliminación de la selecta del Mundial Brasil 2014.
 
Aprovechando el receso en la liga húngara, donde el Kecskemeti ocupa el puesto 12, el orgullo de San Pedro Nonualco se encuentra de vacaciones en el país y charló de manera desenfadada con EL GRÁFICO.


¿Cómo ha sido tu vida en la ciudad húngara de Kecskemeti?
Tranquila. Lo que hago a diario es despertarme e irme al entreno. Luego salgo del entreno acompañado por unos compañeros de equipo a comer y luego retorno a mi apartamento. Ese ha sido mi ciclo de vida.

Viviste un verdadero periplo por Europa viviendo en República Checa, Eslovenia y Hungría.
Tuve la oportunidad de conocer esos países, pero lo importante era que debía jugar, superar esa incertidumbre de no saber en qué liga me iban a colocar los dueños de mis papeles. Ahora que estoy en Hungría donde me siento feliz y tranquilo.

¿Costó mucho adaptarte a las costumbres de Hungría?
Mi adaptación ha ido paso a paso. Tuve la oportunidad de conocer a un compañero en el equipo de origen hondureño, llamado Luis Ramos. Él tiene ya cinco años de estar jugando en Hungría. Luis (Ramos) ya conoce  su idioma y me ha brindado la confianza que uno como jugador necesita cuando llega por primera vez a un país extraño.

Tenés cuatro meses de haber arribado a Hungría. ¿Decís ya algunas palabras en húngaro?
Sí, por ejemplo “hola” o “buenos días”. Ya sé contar hasta 10. Poco a poco he estado aprendiendo palabras básicas que me han ayudado a comunicarme.

Pero en la cancha supongo que te comunicás con tus compañeros a la perfección.
En la cancha se hace más fácil. Mis compañeros ya conocen mis movimientos. Cuando el técnico (Istvan Urbanyi) me cambió de posición en la cancha (de centrodelantero a extremo derecho) les dijo a todos que quería que todo balón me lo mandaran por la banda derecha. Le ha gustado la manera en que la recorro y mi manera de encarar al rival.

¿Tenés algún apodo?
No, en la cancha me dicen Burgos, pero en los camerinos ya con confianza me dicen “burgoña”, es una clase de papa en Hungría. Me dicen así porque hacen juego con mi apellido. La verdad es que no me ofende. Ellos me llevaron una vez al mercado y me la enseñaron; es una papa enorme.

¿Cómo has superado aceptar la comida húngara?
Todavía no me acostumbro. En los primeros días probé comida muy extraña, pero nada comparado con lo que tuve que probar en República Checa: un espagueti blanco, sin nada de ingredientes, y con chocolate en polvo. Yo miraba a otras personas que agarraban el chocolate en polvo y se lo echaban encima como si fuera el queso en aserrín que nosotros utilizamos para acompañar a los macarrones.

¿En Hungría cuál ha sido la comida más exótica que has probado?
En Kecskemet lo más raro que he probado es una sopa dulce. Probé una sopa de frutas, nunca supe qué clase de frutas era, mejor ni pregunté. Debía de tomármela porque era parte de la dieta que el equipo tiene para sus jugadores. La comida húngara comprende también digerir muchos chiles de varios colores. Lo que no me costó era la bebida. Allá te sirven agua con gas. También comí un pescado entero en un pan.

Aparte del hondureño Ramos, ¿con qué otros compañeros te llevás fuera del camerino?
Yo pasaba parte de mi tiempo libre con unos jugadores brasileños del equipo. Uno se llama Jorginho (Jorge Pereira) y el otro Tarabai (Edison dos Santos). Les entendía el portugués. Haber convivido con  Marcelo (Messías) en Alianza y en Petapa, de Guatemala, me ayudó.

¿La lesión que sufriste en tu pierna es cosa del pasado?
Gracias a Dios yo tuve la oportunidad de dejar esa lesión atrás. Me dolió mucho lesionarme de esa manera porque siempre dije que quería jugar ese partido (ante Costa Rica, en penúltima fecha de eliminatorias) por lo que representaba para todos en nuestro sueño mundialista.  Cuando me detectaron la gravedad de la lesión, me puse mal. La rotura del muslo en el aductor era de cinco centímetros de largo, pero gracias a Dios cuando me dijeron que debía de reposar entre 10 días y un mes me alivié porque evité que me operaran. Al llegar a Hungría el cuerpo médico del equipo me atendió rápido con terapias.  Eso me ayudó para mi recuperación. Aún así me perdí dos juegos de liga. El profesor Urbanyi me dijo que le gustaba mucho mi determinación y mi entrega en la cancha. Me comentó que me quería cuidar para no recaer de nuevo en esa lesión, que no me necesitaba solo para un partido. Sus palabras me ayudaron para recuperarme pronto.

¿Pensaste en algún momento que esa lesión te cortaría tu sueño de seguir jugando en Europa?
La verdad es que sí. Yo nunca había tenido ese tipo de lesiones. Cuando viajé a Torreón (México) iba vendado de la pierna porque no podía hacer movimientos. En mi mente pensaba que no me recuperaría más. Me asusté mucho. De esto vivís y tu familia depende mucho de tu trabajo. Gracias a Dios eso quedó atrás, me recuperé y logré terminar la primera fase del torneo en Hungría.

Ya en la liga, ¿cómo analizás esos ocho partidos que has jugado?
Gracias a Dios he tenido la oportunidad de llegar a un club con un centroamericano en el plantel que me ha guiado. Siento que me ha ido bien. Han sido ocho partidos (uno de Copa), hice tres asistencias a gol, he anotado tres goles.  En cada juego nominan al mejor jugador del partido y gracias a Dios me han nominado en tres o cuatro partidos como el mejor jugador de la cancha. Eso me ha ayudado para lograr ganarme el calor de la afición.  Siempre he tratado de no fallarle a la persona que me brinda la confianza dentro y fuera de la cancha. Busco hacer lo mejor en la cancha, el profesor Urbanyi me ha dado una confianza bárbara. Recuerdo que cuando me cambió de posición  platicó conmigo y me aseguró que me iba a explotar mejor mis condiciones y creo que no se equivocó.

¿Estás listo para el llamado a la selección mayor y jugar la Copa Centroamericana a realizarse en enero en Costa Rica?
La verdad es que siempre he estado al servicio de la selección nacional. Gracias a Dios antes de viajar el equipo me dijo que no había problemas de jugar con mi selección. Lo importante es que tengo el aval de ellos porque la pretemporada inicia en la primera semana de febrero; la liga se reanuda en marzo. Voy a esperar e intentar emular lo que hice en Panamá en la pasada Copa Centroamericana, donde salí campeón de goleo.

Hay rumores que podrías jugar en Alemania. ¿Es cierto eso?
Son rumores, comentarios que también me han dicho en Hungría. No hay nada seguro. Lo que me enteré es que clubes grandes de Hungría me han visto y están interesados en mí. Antes de regresar al país, mis representantes me dijeron que me viniera tranquilo, que ellos estaban trabajando en ese tema. Yo me vine confiado, a la espera de recibir alguna respuesta. Si no sale nada, no me importa. Me siento cómodo en mi club, siempre le pongo mis propósitos a Dios.

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