Alianza apostó por el cambio de look
Diez jugadores se tiñeron el cabello de amarillo. Vaquero, Albarrán y Passarelli ganaron un premio
- Sábado, 15 Diciembre 2012 15:24
- Víctor Zelada Uceda/ Twitter: @ZeladaUceda
Los jugadores albos con su nuevo look, Cristian Castillo optó por no mostrar su cabello. Foto EDH / Victor Zelada Uceda y Radio Pantera
Alianza jugó al despiste en los últimos días de su preparación. Si el viernes trabajó a puerta cerrada, ayer el equipo se quedó en el hotel pese al anuncio de ir al Cuscatlán. Allí hizo calentamiento, relajaron los músculos en la piscina. Pero lucían diferentes.
No todos, pero sí diez jugadores que parecían hermanos por el tinte amarillo en el cabello: Elman Rivas, Miguel Montes, Rudy Valencia, Emerson Véliz, Rodolfo Zelaya, Arturo Albarrán, Carlos Arévalo, Christian Castillo, Ramón Martínez de Paz y Josué “Chino” Flores.
Arévalo explicó qué pasó: “Todos nos pusimos de acuerdo, no es que haya sido idea de un jugador. Queríamos salir con algo diferente”.
Emerson Véliz dijo que es una broma interna y que no están viendo de menos a nadie: “Hemos querido estar unidos y esto del pelo es una forma, en ningún momento nos estamos agrandando ni nos sentimos más que nadie, sólo nos sentimos bien. Es sólo una broma. El primero que se cambió el look fue Josué Flores”.
Ramón de Paz agregó: “Ya se había hablado y cuando planeas algo tienes que cumplirlo. Fue lo acordado entre varios jugadores y lo hemos hecho. Hay quienes no quieren, pero a saber si se van a dejar”, indicó.
La cuota y los ganadores
Por otra parte, el equipo tuvo un momento de relax con la final del “fútbol-tenis”.
Durante el torneo hubo competencias entre los jugadores y a la final pasaron dos grupos. Uno, conformado por Matías Passarelli, Arturo Albarrán y Christian Vaquero y el otro que incluyó a Christian Castillo, Josué Flores y Hérbert Sosa.
Para esta final, cada jugador aportó la cuota de $20 dólares y reunieron $600. Ese botín se entregaría a los vencedores que terminaron siendo los extranjeros, dos sets a cero.
Las sonrisas no pararon allí. El almuerzo fue en un restaurante en la capital y a cada jugador le repartieron un sobre con dinero. ¿Seguirá la fiesta?
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