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lunes, 27 de enero de 2014

HISTORIA DEL ALIANZA: PEDRO CUBILLO


Actualmente, Pedro Cubillo, exportero de Alianza, es el administrador de un complejo de canchas de fútbol sala en Houston, Estados Unidos. No olvida su travesía por el equipo albo, pese a que solo estuvo un año. Y lo que menos se va de la cabeza de Cubillo son los bonos que le daba el técnico uruguayo Juan Carlos Masnick. En su transitar por la casa alba, logró el título de la temporada 1996-1997 y la corona de Grandes de Centroamérica, tras el triunfo de 1-0 contra Saprissa de Costa Rica en el estadio Ricardo Saprissa, a mediados de 1997. Cubillo concedió una entrevista a LA PRENSA GRÁFICA para hablar de ese y otro capítulos con Alianza.

¿Qué recuerdos tiene de aquel equipo aliancista con el que fue campeón nacional y que ganó el torneo de Grandes de Centroamérica?

Fueron dos temporadas buenas como campeón de liga y centroamericano. Es bueno para uno como futbolista ganar dos títulos en una misma institución en un año. Todos los partidos fueron duros en el torneo centroamericano pero ante Saprissa fue más complicado porque estábamos en la casa de ellos. Fue un juego de ida y vuelta. Ellos (Saprissa) cometieron un error (en la final) y nosotros pudimos ganar (1-0).

¿Cómo logró encajar en el grupo de Alianza que en ese momento estaba conformado por Nelson Rojas, Adrián La Cruz, Mario Elías Guevara, Marcelo Bauzá, Horacio Lugo, Alejandro Curbelo, entre otros?

Es difícil llegar como extranjero, habiendo otros porteros como Ricardo Guevara Mora. Poco a poco uno se va ganando la confianza del entrenador y me quedé como titular. Fue difícil en Alianza porque Guevara Mora jugó un mundial. Llegué a ser portero titular, pero fue a puro trabajo y yo trabajaba fuerte. Yo llegaba a los entrenos a las 8 de la mañana y me iba a las 12 del mediodía (sic). Esas son cosas que los otros no hacían.

Es un trotamundos. Jugó en Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. ¿Cómo vino al fútbol salvadoreño?

Primero fui para Dragón. Estuve unos meses ahí (en 1996) Por problemas económicos en ese equipo me tuve que regresar a Costa Rica y de ahí me fui a Marathon de Honduras. Luego, por gestiones de Francisco Herrera, el hijo de Chelato Uclés, técnico hondureño, pude regresar a El Salvador, pero esta vez al Alianza. Así fue como llegué al Alianza. En esa ocasión estuve como dos meses y volví a Costa Rica y luego me volvieron a llamar para jugar por una temporada.

¿Qué le dio a Alianza un entrenador como el uruguayo Juan Carlos Masnick?

Pienso que trabajo. Eso fue muy importante. Había unión de grupo. No era un grupo que estaba pagado al día, pero trabajábamos. Nuestro propósito era quedar campeón en liga nacional y en Grandes de Centroamérica.

¿Cómo se hacía a un lado esa crisis monetaria que se vivía en Alianza?

Bueno yo ya estaba acostumbrado a eso. Ya lo había vivido en los otros países de Centroamérica a donde había trabajado. Para mí no era extraño. Antes, uno jugaba por la camiseta. Se me pagó lo debido. Pero para mi fue un orgullo porque muchos futbolistas se hubieran ido al ver que no tenían sueldo. Pero para mí fue más que todo por demostrar muchas cosas. Yo miraba a Masnick, Mario Figueroa y Gabriel Valenzuela, quienes son los que daban la cara.

¿Por qué solo un año en Alianza para Cubillo?

Fue porque la ficha era de Marathon y me exigía que regresara. Pero a mí me gustaría haberme quedado en Alianza. Es un equipo en que obtuve dos títulos y eso para mí fue muy importante. En Honduras, por dos años me dieron el título de portero menos vencido.

¿Le quedó alguna anécdota o recuerdo de alguna tarde con Alianza con el estadio Cuscatlán?

A la gente de El Salvador la llevo del corazón. Yo vivía cerca del estadio Cuscatlán. Donde no me gustaba jugar era el estadio Flor Blanca (ahora Jorge Mágico González). Por el viento nunca me gustó jugar ahí, es un estadio difícil. En cambio, el Cuscatlán es más bonito. En el Cuscatlán se siente más el apoyo de la afición. Ahí, la cancha es pesada para cualquier equipo. Incluso acá en Estados Unidos se siente el apoyo de la afición del Alianza. A veces voy a comer a restaurantes y hay aliancistas que me pagan la comida, eso me ha pasado muchas veces. Les firmo la camisa y se toman fotos conmigo. A veces me ha tocado mandar hacer camisas de Alianza, unas 15, para regalarlas acá.

¿Cómo logró que el grupo de jugadores lo aceptara, porque dijo que a su llegada no le dieron cabida en Alianza?

Cuando me aceptaron fue algo muy bonito. Yo soy campesino, soy agricultor y no agrandado al que le gusta andar aparentando algo que no soy. Si yo estoy comiendo, comparto mi comida. Eso me ha hecho destacar como ser humano. Al Alianza lo llevaré en mi corazón hasta que yo muera. Se oyen fácil los dos títulos en el Alianza, pero no es fácil. Fue duro como jugador.

¿Qué mérito tiene para usted solo haber estado un año en Alianza y haberse ganado un lugar en el corazón de los hinchas?

Eso es importante. No es fácil, es duro, porque una afición como la del Alianza es difícil en cualquier parte del mundo. Pero gracias con trabajo pude ser campeón. En el torneo de los Grandes de Centroamérica, detuve 16 penaltis. Masnick decía a los jugadores que nos fuéramos a cero en los 90 minutos y que luego lo definiéramos todo en penaltis. Masnick me decía: ‘Son $1,000 por cada penalti que agarres y esto es premio individual, no es para jugadores, esto es entre Cubillo y yo’. Eso te da confianza. Los jugadores no se metían en nada porque era aparte.

Su suéter era negro con la imagen de pulmones del cuerpo humano. ¿Por qué ese diseño tan singular?

Me lo regaló un aficionado del Alianza, me lo dio y me dijo que cuando terminara el torneo se lo regalara. Terminó todo y le di el uniforme.

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