SAN SALVADOR. Desde que llegó al Alianza, el portero Óscar Arroyo ha encontrado lo que más deseaba: continuidad. Con 34 partidos defendiendo el pórtico capitalino, el guardameta supera los registros que alcanzó primero como jugador del extinto San Salvador y luego con el FAS (desde el Apertura 2010 al Clausura 2014), equipos en los que acumuló 32 partidos.
El salto que dio de la institución santaneca a la capitalina fue de calidad ya que, en su última etapa como rojiazul, apenas jugó cuatro partidos. La ansiedad se había apoderado de él y exigía su salida a un equipo donde la continuidad se le diera. La oportunidad llegó con uno de los máximos rivales; la tomó, se aferró a ella con todas sus fuerzas y a la vuelta de un año y medio está a las puertas de ganar su primer título como aliancista.
¿Qué sensaciones te genera jugar la final ante el equipo con el que te diste a conocer en la mayor?
Es bonito. Jugar la final no es algo de todos los días. Espero con ansias que llegue el domingo. Sé que este partido será contra mi exequipo pero yo he dicho antes que respeto a su afición y a su equipo. Estoy agradecido por la opoturnidad que se me dio allá porque me di a conocer, pero ahora tengo una responsabilidad con el Alianza y estoy más agradecido con este equipo porque puedo jugar una final.
A diferencia del FAS, con el Alianza sí has tenido continuidad. ¿Qué opinas al respecto?
Es así, acá he tenido minutos, la opción de jugar. Agradezco al entrenador Rubén Alonso que me dio confianza y a mí me toca trabajar de mejor manera, fuerte, seguir adelante.
¿En algún momento sentiste que tocaste fondo por las pocas oportunidades de jugar que tuviste?
Sí, en el FAS me desesperé. Incluso hablaba con Luis Contreras (portero tigrillo), con el entonces preparador de arqueros (Carlos Rivera) y les decía que me quería ir porque buscaba minutos. Se me abrió la oportunidad acá y no la desaproveché. Ahora tengo minutos en la cancha, juego y disfruto este momento de mi carrera.
Se habla mucho de las rivalidades. Irse del Alianza al FAS o viceversa no es algo que hace cualquier jugador. ¿Cómo lo has manejado?
Es complicado, la rivalidad siempre es grande. Yo tengo muchas amistades en el FAS, hablo con ellos, les respeto, no tengo problemas con la afición de Santa Ana; yo vivo allá y cuando vine al Alianza me dijeron de la responsabilidad que esto conlleva.
¿Es importante para ti celebrar o no un gol que el Alianza le anote al FAS? ¿Qué sentirás?
Yo celebro a mi manera. Espero hacerlo como siempre, sin ofender a ningún rival ni aficionado. Si ganamos el título igual respetaré, seguiré con mi alegría, mi forma de ser, porque así he sido y seré siempre.
Más allá de la cancha también está tu familia, que es santaneca y ¿aficionada al FAS?
Sí, mi familia toda es de allá y desde pequeños apoyaron al FAS, pero ahora me apoyan a mí, por ser su hijo, porque este es mi trabajo, de esto vivo y porque ellos quieren lo mejor para mí.
Dos grandes hinchadas se juntarán en el estadio Cuscatlán. A una la respetás y defendés los colores de la otra. ¿Cuá es tu mensaje para ambas?
Lo más importante es que el día del partido todo se vaya por un buen carril, que se disfrute, que no haya hechos lamentables.
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