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lunes, 9 de mayo de 2011

FITO EMPUJA AL TITULO

ALIANZA CERCA DE LA DECIMA

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Las corazonadas son una especie de sexto sentido. Al minuto 81 del partido de vuelta de la semifinal entre Alianza y Firpo, Cristian Castillo sonrió y estrechó su mano con la de Rodolfo Zelaya. Dos minutos después, Fito anotó el tanto que metió a los albos a una nueva final. Seis meses después de caer ante Isidro Metapán, los capitalinos están de nuevo en la fiesta grande del fútbol salvadoreño, a la espera de poder, por fin, alcanzar la novena corona de su historia. La gloria los espera.

Y los espera porque los blancos ni siquiera necesitaron ser mejor equipo que Luis Ángel Firpo para meterse a la final. De hecho, el encuentro de ayer careció de la tensión y emoción del juego de ida. Firpo no jugó como si estuviera obligado a ganar para avanzar, y Alianza no se exigió en demasía, consciente que un empate le daba el boleto por su mejor ubicación en la tabla de clasificación.

Así, en el reino de la parsimonia, el que gana siempre es el más vivo. Ese, una vez más, fue Rodolfo Zelaya. Acaso “el 22” blanco todavía no olvida el penalti fallado hace un campeonato y que significó el subcampeonato de su equipo, pero encara cada juego con el ánimo de tomar su revancha en la piel. Así acabó campeón de goleo individual el campeonato, así anotó hace una semana el empate que abrió la puerta de clasificación para los paquidermos y así sentenció ayer una nueva final blanca.

Poco o nada se podía rescatar del duelo de ayer entre pamperos y elefantes. Firpo practicó un ejercicio de paciencia infinita. Necesitaba ganar, pero aceptó que daba igual que el tanto llegara en los primeros minutos que en los últimos. Sin embargo, los minutos pasaron sin que despertaran y arriesgaran por el triunfo. Y cada segundo más era un segundo menos de vida.

Su técnico, Ramiro Cepeda, apostó a lo que pudo. Primero solo con Fernando Leguizamón en punta, luego con José de Oliveira y Alex Erazo. Demasiados delanteros para tan poca producción ofensiva. Ni un solo verdadero remate de peligro para los toros. Así no se puede ser finalista ni mucho menos campeón.

Alianza jugó con esa tranquilidad firpense. En la primera mitad, dejó que los usulutecos tocaran, jugaran, combinaran e imaginara que podrían hacerle daño. Renunció hasta a intentar quitarle la pelota y por eso apenas un par de remates de Rudis Corrales y Herbert Sosa, que Juan José Gómez tapó y atrapó sin problemas, fueron sus únicas apuestas ofensivas.

Pero “el Toto” Gamarra no quería jugar con fuego. No necesitaba dos contenciones para tapar a un equipo pampero que no arriesgaba a atacar con todo y sacó a Roberto Maradiaga para darle paso a Odir Flores. Menos marca, más cerebro, si le quitaba la pelota al Firpo tendría más posibilidades de hacer daño, y, en efecto, lo consiguió.

Sobre el minuto 63, con los toros ya jugando con dos delanteros, una contra blanca pudo haber acabado en el primer gol de la tarde. Zelaya se tiró paredes con Carlos Ayala, ante la inseguridad de Romeo Monteagudo sobre cerrar o esperar. Fito quedó solo ante Juanjo pero en lugar de definir prefirió tirar un nuevo pase; Ayala, que no se lo esperaba, se enredó y perdió el chance de anotar.

Zelaya calienta para FAS

Nada parecía cambiar la tónica del encuentro. El empate metía a Alianza en las semis y el destino parecía enfrentarlo nuevamente con Metapán en la final. Empero, la vuelta del destino que dio FAS al anotar y poner un pie en la final animó al cuadro albo. El duelo de grandes que se avecinaba calentó el ambiente y Zelaya comenzó a calentar para la final.

Los capitalinos ya se sabían en la final y Castillo tuvo su corazonada. Se abrazó a Fito antes de un saque de banda y, dos minutos después, Zelaya levantó al estadio con un tiro libre. La barrera pampera no fue obstáculo y Juan José solo saltó para no quedar en ridículo ante el tiro del delantero blanco. Esa pelota no se detendría hasta alcanzar la red.

La fiesta ya era blanca y ni siquiera Julio Martínez pudo estropearla. Un penalti sobre el minuto 85 era su chance para coronar la ebriedad alba pero voló su remate y dejó que los toros lavaran un poco de su honor.

Cuando solo faltaba que Joel Aguilar Chicas pitara el final para celebrar el pase, Erazo maquilló la eliminación firpense con un gol que solo le sirvió para decir que no quedó eliminado por haber perdido ante los albos, sino por haber quedado en cuarta posición en el torneo regular. Los albos fueron primeros y esa primera posición es la que intentarán ratificar el próximo domingo. FAS es su obstáculo final a la gloria. El mismo equipo ante el que ganaron su último título. Si no volvieron a ser grandes hace seis meses, ahora tienen la mejor oportunidad. Las corazonadas valen.

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