Y SE HIZO LA LUZ

LPG

En eliminatorias a ida y vuelta, la ley dice que clasifican los que ganan como local y roban puntos de visita. No hablan de jugar siendo atractivo o práctico, toda vez que el debate de jugar bien o jugar mal depende del que emita opinión. Y haciendo caso de lo primero, El Salvador podría considerar que comenzó con pie derecho la andadura por la tercera ronda de la CONCACAF al mundial Brasil 2014 al sacarle un empate 2-2 como visitante en Costa Rica.

Seis minutos fatales en el primer tiempo, del '9 al '15, parecían marcar el devenir del encuentro. Dos goles en sus dos primeras llegadas sirvieron a los costarricenses para sacar una ventaja que se le hizo grande como el mundo a la Azul, que salió con vida de suelo tico más por un par de picardías que por un verdadero funcionamiento práctico en la cancha.

El esquema de Ruben Israel no es un misterio. Lo serán sus alineaciones y sus variantes. Porque cambiarán nombres, pero nunca la idea. Si se tiene la pelota, se tira un pelotazo. Si se tira un pelotazo, se intenta el contragolpe. Y si la contra da resultado, se anota y se celebra como el tanto más fabricado y artístico del mundo.

Prácticamente, los dos goles salvadoreños fueron calcos en la chispa que les dio nacimiento y los arranques de valentía para definir. Isidro Gutiérrez aprovechó un mal rechazo de Keylor Navas y arriesgó a tirar desde afuera y anotó; Rafael Burgos aguantó otro pelotazo y donde vio que entraba Osael se la puso para que el diestro definiera sin aflicciones.

Consumado el empate en el marcador en el minuto 52 del encuentro, la apuesta regresó a donde estaba en un principio. La última media hora de juego la pasó la Azul con sus cuatro defensas metidos en el área, repeliendo todo lo que oliera a tico y pasando más de un susto para sostener un empate meritorio desde la remontada, pero quizá corto si la apuesta hubiera sido más arriesgada. 

Sumar más que jugar

Costa Rica no fue mejor que El Salvador. Solo sacó gala de oficio. La más dudosa “Sele” de los últimos años no fue contundente y desperdició en exceso oportunidades para anotar.

Resuelta la incógnita del once inicial que mandaría Israel con la titularidad de Isidro Gutiérrez y el banquillo para Eliseo Quintanilla, la Azul debía haber ganado en laboriosidad –toda vez que el zurdo de Águila tiene aptitudes para marcar– aunque se perdiera de la visión y el arresto que ofrece Cheyo.

El planteamiento y el sosiego tico de los primeros 10 minutos provocaron que no hubiera ninguna chance de peligro en ningún arco. Ninguna hasta que una falta en el medio campo pilló dormida a la defensa salvadoreña y despierto a Saborío, que dejó perdido a Turcios en la marca y congelado a Benji con un remate de volea dentro del área que quebró el marcador.

El gol en contra fue un tiro en el pie para El Salvador. Falto de reacción y corto para la respuesta, sufrió de amnesia para recurrir al toque para no perder la pelota y se dedicó a tirar una pelota sí y otra también hasta donde Burgos no podía pelear en solitario contra los centrales rivales.

Puestos a regalar la pelota, a los ticos se llegó el segundo tanto de “la Sele”. Joel Campbell hizo una parte, con un dominio en el vértice derecho del área; y la suerte, que hizo que la pelota se desviara en la cabeza de Turcios, la otra. Benji ya había bajado a su lado derecho y el balón lo superó por el centro, por segunda vez en apenas 15 minutos de encuentro.

Empero, si algo evitó que El Salvador se cayera definitivamente en el encuentro fue la fortuna del descuento al minuto 23. Todavía no tenía la Azul una llegada de peligro clara, como Costa Rica no tenía ninguna tampoco antes de abrir el marcador, y en un rechazo al centro de su guardameta, Isidro se tuvo valor para probar desde fuera de área. Keylor, vencido, solo atinó a ver el balón en el fondo de su arco.

El tanto aligeró la carga para El Salvador. Le dio esperanzas de remontada y encendió las alarmas en Costa Rica, solo aliviadas por la suerte de un apagón de 25 minutos en las luces del que dicen es el mejor estadio de Centroamérica y que sirvió para amilanar la reacción cuscatleca.

La segunda parte llegó solo con los cambios en el local, donde ingresó Óscar Rojas por Celso Borges, e Israel mantuvo a los mismos once confiado en no sufrir otro golpe en contra y en encontrar la fortuna de otra contra para rubricar el empate.

Para bien de El Salvador, el mismo llegó pronto. Sobre el 52, otro pelotazo quedó en los pies de Rafa Burgos, quien aguantó la marca de dos defensas ticos hasta que apareció Osael al centro, listo para recibir el balón, listo para definir ante la salida tibia de Navas y obtener el premio de tener no la actitud de arriesgar a buscar el juego, sino la actitud de aguantar y tener la paciencia hasta dar el golpe del empate.

Firmada la igualdad, Israel reforzó su escudo. Sacó a Ramón, que marca y combina hacia adelante, para meter a Elder, que marca y combina atrás. Quedó más en evidencia que nunca la apuesta al pelotazo y la mala puntería de los atacantes ticos, con Saborío tirando fuera tres remates y Benji en plan salvador con otras dos tapadas.

Cheyo llegó para los cinco minutos finales y en ellos hizo que la selección combinara y retuviera mejor el balón que en todo el resto del encuentro hasta finalizar y celebrar un punto de oro. Ya era demasiado tarde para apostar por el triunfo, aunque el empate también es bueno. Eso dice la ley: empatar afuera y ganar en casa. Y en casa, en el estadio Cuscatlán, el próximo martes, viene México.