Josué Valiente, para El Gráfico |
La salida de Alejandro Curbelo de Alianza tomó por sorpresa a muchos y a otros no. Con un saldo de nueve victorias, nueve empates y nueve derrotas desde su llegada al equipo en el Clausura 2014, el ídolo de la afición paquiderma cerró un ciclo con pocas alegrías y muchas dudas.
El Alianza no comenzó mal en el torneo, pero en los últimos partidos se desinfló. Incapaz de vencer a sus archirrivales (FAS, Águila y Metapán), el equipo blanco careció de la contundencia que a principios de la primera vuelta le permitió consolidarse como líder en la tabla del Apertura 2014.
Pero lo del equipo blanco no es tema de compromiso ni tampoco falta de talento. Por el contrario, creo que el Alianza es el equipo con el plantel más talentoso y prometedor, que a largo plazo conseguirá alegrías para la afición capitalina. Lo que falló no fue eso, sino la falta de adaptación a un estilo de juego que nunca terminamos de entender.
Las rotaciones estuvieron a la orden del día con el ex técnico albo. Incluso la falta de un 11 titular fue una de las características con las que en los primeros tres partidos,los capitalinos dejaron en evidencia la falta del engranaje suficiente para consolidar un equipo ganador, que guste y convenza a su afición por el compromiso y entrega.
Quien tome las riendas del Alianza deberá trabajar por encontrar la fórmula que permita plasmar en el terreno de juego a un equipo certero, ambicioso y ganador ante una afición que demostró estar en las buenas y en las malas. Hoy no será la excepción.
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