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lunes, 17 de noviembre de 2014

LA PESADILLA DE FITO ZELAYA


En 38 meses Zelaya solo ha jugado a nivel de clubes 26 partidos (6 goles) y casi ninguno completo. En circunstancias normales, un futbolista debería jugar entre 120 y 130 en ese mismo período.


Todo empezó en Saransk, una ciudad rusa en los márgenes del río Volga. Nadie, ni el más pesimista, podría haber imaginado un futuro negro para Rodolfo Zelaya cuando aquella noche del 4 de noviembre de 2011 anotó un doblete ante el Mordovia. Sin embargo, empujar al gol esa pelota para el segundo gol del Alania Vladikavkaz, al 63’, le costó caro. Una lesión que lo obligó a abandonar el partido y, tras una resonancia magnética, un diagnóstico demoledor: rotura de ligamentos cruzados y menisco.
“Estaba consciente de lo que tenía. Ya me esperaba esto porque la rodilla la tenía destrozada. No paré de llorar porque me pierdo mucho tiempo y lo que más quiero es jugar”, dijo en aquel entonces.
Eso, sin saberlo, sería el comienzo de una pesadilla para el delantero salvadoreño que parece no acabar. Si lo que más quería era jugar, pues ha estado lejos de lograrlo. Los números son claros: en los 38 meses siguientes a la lesión –es decir, desde noviembre de 2011 hasta el final de 2014- ha pasado inactivo casi el 80%.
Básicamente, primero por la recuperación de casi un año que le tomó la lesión en los ligamentos, luego un semestre donde regresó al Alania pero sólo jugó un partido, y después un año de sanción por el caso de los amaños. Ahora, la tarjeta roja ante Dragón y los seis juegos de castigo por intento de agresión al árbitro Jaime Carpio lo marginan de toda actividad en 2014.
Analizando los últimos tres años, la carrera de Zelaya ha sufrido todo tipo de interrupciones. Además, se nota en su rendimiento. En ese período, a nivel de clubes, apenas ha anotado 6 goles y solo pudo completar 4 partidos jugando la totalidad de los minutos. En el resto salió como titular y fue reemplazado o directamente entró de cambio.
Su lesión de ligamentos en 2011, que incluyó doble operación en Munich, lo mantuvo inactivo 316 días. Bastante más que otros pacientes célebres con la misma lesión: Ruud Van Nistelrooy (292), Maxi Rodríguez (213) y Walter Samuel (198). Eso sí, regresó a la canchas, ya jugando para el Alianza, con un gol ante Marte en su vuelta, pero rápidamente quedó claro que físicamente no estaba a la altura. Ese semestre también marcó su vuelta a la Selecta para el juego decisivo ante Costa Rica en el Cuscatlán, por las Eliminatorias, pero salió lesionado al 68’.
En el Apertura 2012, famoso por su expulsión en la semifinal con FAS tras un encontronazo con Marvin González, anotó 4 goles en 10 partidos. Alianza perdió la final por penales con Metapán –Fito no ejecutó porque fue reemplazado al 97’- en la tarde que se recuerda por el polémico penal no sancionado por Aguilar Chicas y por los jugadores albos con el pelo teñido de rubio.
A comienzos del 2013, ya nadie dudaba que Fito Zelaya había recuperado su mejor forma futbolística, a tal punto que el Alania –ya en la Premier League de Rusia- decidió darle una nueva oportunidad. El club ruso, que además había contratado al holandés Royston Drenthe, lo llevó desde enero a hacer la pretemporada a Turquía, donde fue titular en muchos de los amistosos y anotó goles. Pero a la hora de la verdad, cuando se reanudó el torneo tras el parón invernal, Zelaya sólo jugó un partido: el 0-4 ante el CSKA Moscú, que luego sería el campeón. Es decir, un solo juego oficial en seis meses.
Paradójicamente, cuando parecía que esa falta de fútbol podía condicionar su rendimiento llegó la Copa Oro 2013, donde Zelaya se mostró un gran nivel. Fue considerado en forma unánime el mejor jugador de El Salvador. Sus cuatro goles (dos a Trinidad, uno a Haití y otro a EEUU) en cuatro partidos ya lo ponían de vuelta en el mercado internacional a pesar de que ya había firmado contrato para regresar al Alianza. Por si fuera poco, apareció en el once ideal del torneo y la CONCACAF eligió uno de sus goles a Trinidad (el de tiro libre) como uno de los mejores de la competición.
El segundo semestre de 2013 sonaba prometedor para Zelaya… Pero tras tres partidos, en uno de los cuales disputó 11’ y se lesionó (ante Águila) y en otro ingresó para jugar los últimos 6’ (Santa Tecla), en agosto fue sancionado –primero temporalmente y luego por un año- por participar en reuniones con amañadores. Otro año sin jugar… En realidad fueron 372 días hasta que volvió. Obviamente en su regreso se notó la falta de fútbol que los partidos amistosos o los torneos amateurs que jugaba en Houston no pudieron ocultar.
Su gol de tiro libre al Pasaquina, anotado 665 días después de su último gol en Alianza, encendió el debate sobre si debía o no volver a ser llamado a la Selecta. Y era su tercer partido desde su regreso tras el año de inactividad. La discusión se fue apagando en la medida en que Fito, más allá de algunas jugadas individuales donde evidenció su indiscutible clase, se fue perdiendo en la poca efectividad: solo un gol de penal ante Marte en sus últimos 9 juegos. Y para peor, un intento de agresión al árbitro, una roja, la sensación de impotencia y un castigo de seis fechas que lo margina –salvo una rara combinación- de cualquier actividad para lo queda de 2014.
Desde aquella noche de la lesión de ligamentos han pasado 38 meses, casi tres años y medio. En ese lapso, Zelaya solo ha jugado a nivel de clubes solamente 26 partidos (6 goles) y casi ninguno completo. En circunstancias normales, un futbolista debería jugar entre 120 y 130 en ese mismo período.
Lesiones, compañías no gratas, malas decisiones y reacciones intempestivas han convertido al jugador salvadoreño más prometedor de la última década en un jugador más, aunque Fito jamás logre pasar inadvertido. Toda la pesadilla empezó en Saransk, una ciudad industrial rusa sobre la cuenca del río Volga, que será una de las sedes del Mundial 2018. ¿Se cerrará círculo?
La inactividad de Fito Zelaya:

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