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lunes, 25 de octubre de 2010

CAIMOS EN SANTA ANA

SAN SALVADOR. Mando nuevo, actitud nueva. Los tigrillos cambiaron de directrices esta semana, y como bienvenida, el plantel le regaló a los inversionistas colombianos un solvente 3-0 ante un Alianza al que ayer no le salió nada, y cada vez se le nota más la tendencia a la desesperación al verse perdiendo un encuentro.

La de ayer fue la muestra más palpable, porque los albos no pudieron imponer condiciones pese a jugar 60 minutos con un elemento más en el campo, y lejos de ello acabaron sin ideas en el Óscar Quiteño, ante un anfitrión que estuvo lejos de ser brillante, pero que lució cómodo.

Desde el punto de vista anímico, el FAS se jugaba en el clásico el honor herido con el 4-0 de la primera vuelta en el estadio Cuscatlán; pero yendo más allá del orgullo, este encuentro en casa, ante un marco de público muy superior al que se vio en el Óscar Quiteño para las fechas anteriores, era de vital importancia para que los tigrillos iniciaran con una urgente remontada en la tabla de posiciones.

Por su parte, los albos llegaban a tierras santanecas ansiosos por demostrar que la derrota de la semana anterior ante el Metapán fue un tropiezo ocasional, un punto y aparte en el buen desempeño mostrado hasta entonces, y que el FAS podría marcar el reencuentro con la curva ascendente en el curso.

UN POCO MEJOR


El Alianza se ha mostrado como un equipo egoísta con la posesión del balón, que suele desquiciar al rival por ese medio para ganar los partidos; pero ayer no fue así, y más bien fueron los tigrillos los que parecieron dominar el arranque del encuentro.

No obstante, sus propias imprecisiones en el traslado del balón obligaban al FAS a compartirlo con un Alianza que llegaba con peligro sobre la meta de Óscar Arroyo. Claro ejemplo de ello fue una jugada al minuto 20, en la que Abraham Amaya ganó línea de fondo por la izquierda y sacó un centro rasante que los zagueros locales no rechazaron y acabó en un tiro de Souza que se estrelló en un zaguero.

Luego del susto, los tigrillos respondieron con una escapada por el costado derecho de Carlos Aparicio, quien dejó a varios marcadores y sacó un disparo desde fuera del área que Douglas Batres rechazó con dificultades. Corría el minuto 26 y el partido ya pintaba parejo.

DE ERROR A ERROR

Por más que hubiera perdido el dominio mostrado en los primeros compases del encuentro y permitiera el acomodamiento de su rival, el FAS había mejorado mucho su imagen en comparación a pasades presentaciones. La consecuencia de esto era un partido abierto, con posibilidades para ambas escuadras.

Pero al minuto 29, Mardoqueo Henríquez, uno de los más destacados hasta entonces, complicó de forma inexplicable a los suyos. Luego de una falta en el área tigrilla de José Oliveira, el zaguero se alzó en reclamos contra el árbitro Vitelio Rivera, del que ya se sabe que es “de mecha corta”, por lo que le mostró la tarjeta amarilla; todavía más inconforme, Henríquez le subió el tono a sus reclamos, por lo que el silbante le mostró no una segunda amonestación, sino la tarjeta roja directa.

La expulsión del defensor indicaba una ventaja para los albos, quienes se disponían a capitalizar la superioridad numérica cuando una equivocación de Douglas Batres se convirtió en un inesperado gol en contra.

Al minuto 33, Murgas cobró un tiro libre frontal que superó a la barrera e iba colocado al rincón bajo, pero que Batres parecía tener controlado; sin embargo, el meta albo fue mal al rechazo y el balón acabó en la red.

El gol descontroló a los albos, que parecieron olvidarse de tener un hombre más y no encontraron la forma de volver a llevar peligro sobre el marco de Arroyo, salvo un tiro de esquina al 35' en el que Oliveira cabeceó hacia la ubicación del arquero.

DEBACLE

Miljanic hizo lo lógico para el segundo tiempo, al remover a René Alvarado para dar paso a Carlos Ayala. La respuesta de Ábrego fue el ingreso de Donny Valle en lugar de Ulloa.

Lo del FAS era claro: cuidar a toda costa la ventaja obtenida y buscar oportunidades en contragolpes a velocidad. Y el guión salió de maravilla para los intereses tigrillos, que pronto encontraron un segundo tanto.
Al 53', Aparicio manejó de gran forma un contragolpe y cedió para Bentos, quien ingresó al área y fue derribado por Edwin Martínez. Vitelio sancionó un nuevo penalti que Murgas hizo efectivo al 54'.

La urgencia hizo que el Alianza se lanzara aún más por el ataque, lo que no surtió mayor efecto en materia ofensiva. En cambio, los albos recibieron un tercer gol, luego de que al 65’ Alejandro Bentos se escapara por derecha y sacara un centro que rebotó en el pecho de Mauricio Quintanilla, quien a criterio del árbitro no logró rechazar de volea antes de que el balón traspasara la línea de gol.

Restaban 25 minutos, pero la tónica del encuentro no dio espacio para más, porque los tigrillos, satisfechos con la renta obtenida, optaron por resguardarla y entregaron toda iniciativa a sus rivales, que acabaron lanzados sobre la meta rival, pero sin buenos argumentos.

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