Los clásicos siempre serán clásicos. Y el que Alianza y Águila disputarán el próximo domingo volverá a serlo. Ninguno ha levantado títulos en los últimos años –seis para los albos, cuatro para los emplumados– y llegarán en momentos de tensión, pero el morbo del duelo entre ellos, ese no se pierde.
Lo que sí sucederá será que ambos tendrán encima los fantasmas del 31 de octubre. Halloween conjurará contra ellos, con el temor de sumar un negativo que pueda calar hondo en sus aspiraciones y en su autoestima de cara a lo que resta del torneo.
Esto, porque pese a que tanto aliancistas como aguiluchos llegarán al juego instalados en la cuarta y segunda casilla de la tabla de clasificación, respectivamente, el temor de una derrota volará inconscientemente sobre el estadio Cuscatlán, para mal de quien la sufra.
Será un clásico con los ingredientes extra de dos derrotas consecutivas del lado albo y de un nivel de juego que no termina de convencer al club emplumado. Por tanto, la consigna es la mejora. De paso, tumbar a otro grande ayuda al mérito.
En el caso de Alianza, los capitalinos han perdido sus dos últimos encuentros por 0-3, ante Isidro Metapán y FAS, sin mostrar el fútbol que los llevó a los primeros lugares de la tabla y que les granjeó todo tipo de elogios.
El único punto que pueda justificar las derrotas de los dirigidos por el serbio Milos Miljanic es el hecho de haberlas sufrido fuera de casa, y que en la caída ante los tigrillos no pudieron contar con Rodolfo Zelaya (su referente en ataque), quien pagó el primero de dos juegos de suspensión por no haber atendido una convocatoria de la selección nacional.
Eso juega en contra. A favor tienen el dato que les dice que este campeonato ha sido el primero de los últimos seis años en que han logrado vencer a los otros tres “grandes”. Además, en el Coloso de Montserrat le metieron cuatro a FAS, y cinco al Firpo. ¿Cuántos al Águila?
Águila y su paranoia
Por su parte, los negronaranja no llegarán con la pesada carga de dos derrotas consecutivas. De hecho, en este momento tienen cuatro partidos sumando ya sea con victorias o con empates.
La carga que ellos llevarán será la de la mirada de su presidente, Wil Salgado, que si bien parece haber guardado el “jabón” luego de haber separado a Rudis Corrales y Fran Medrano, nada asegura que no lo tenga listo para ocupar.
Los dirigidos por el brasileño Eraldo Correia han ganado dos y empatado dos de sus últimos cuatro partidos, por lo que su ritmo de juego les da unos centímetros más de motivación para enfrentar el juego del domingo en el estadio Cuscatlán.
Además, los emplumados definitivamente querrán tomar venganza de los albos, que en la primera vuelta fueron al Juan Francisco Barraza a romper con siete años de paternidad emplumada en San Miguel, y a vencer por 0-2 con goles de Mauricio Quintanilla y Abraham Amaya.
Esa derrota no solo fue la primera que sufrieron los orientales en este torneo, sino que también puso fin acabó con las victorias consecutivas que venía acumulando Águila cuando se medía a Alianza.
Incluso, así como los blancos han vencido por goleada a FAS y Firpo este campeonato, la última visita de Águila para medirse al Alianza se saldó con triunfo oriental por 2-0, por lo que los emplumados tampoco invitan a los albos a tener sobrado optimismo para el domingo.
En realidad, ninguno de los dos puede tenerlo. Deben enrumbar sus caminos hacia la clasificación a semifinales, cuando solo faltan seis jornadas para que terminen las dos vueltas de clasificación, y aunque ambos están en la parte alta de la tabla, Balboa viene apretando por detrás, con un juego menos, por lo que hay, a toda costa, que evitar cualquier tipo de susto. Halloween no perdonará.
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